SIEMPRE DIOS, SU PALABRA Y SUS SIMBOLOS PARA ESCUDAR EL CRIMEN.
Como cristiano me fastidia tocar
determinados temas relacionados con mi religión. Pero aún en la seguridad de
que seré interpretado más bien que mal por unos, y más mal que bien por otros,
creo que no debo guardarme lo que me bulle por el hervidero de mi cocorota.
En estos tiempos que corren, los
seminarios andan muy escasos de vocaciones, ni siquiera cuentan con
Boca-ciones, pero sin embargo, proliferan cada día más espontáneos defensores
de la Santa Madre Iglesia. Y me parece bien. Nunca serán bastantes las voces
para defenderla; para salvaguardar sus valores, sus mandamientos, su virtud y
sobre todo su Verdad.
Es justa la lucha de los creyentes
ante tanta iniquidad, inquina y furibundo ataque al que se le somete. Porque no
se trata de posturas ante la fe, ni de actitudes ante los mismos hechos, ni
puntos de vistas, ni concepción más o menos razonadas. No. Se trata de sufrir
humillación, afrenta, burla, escarnio, y de quedarse a un paso de sufrir
persecución, muerte y castigo como ya se ha repetido tantas veces a lo largo de
la historia.
Pero, ahora bien, prefiero verme
en las catacumbas, en el anonimato, en la clandestinidad, antes de que mi
religión sirva para ocultar leyes mundanas; mi fe para excusa de mentes
pecadoras; o que mi Dios sea utilizado como líder político. Jamás. No existe la
Teocracia, si crees que existe, no es más que la usurpación de la Palabra de
Dios, a manos de falsos anacoretas que quieren esconder sus miserias y sus
lujos, y sus voluptuosidades al ojo de su pueblo, del pueblo.
Distinto es el apostolado, más
licito cuanto más respetuoso. Lógico entre creyentes, que se aspire a que al
hombre, a su vida y a su ser lo inspire la fe en Dios. Pero no hay hombre en
este mundo, con derecho a imponer, al amparo de su Nombre la Ley que de Él solo
depende. Ni persona, ni grupo capaz de sustituir la Palabra de Cristo. Solo se
puede llegar, con mucho esfuerzo a invitar a tú hermano a seguir Su Mensaje.
Eso sí, (condición sine qua non) predicando con el ejemplo. Me parece.
¿Y a ti, hermano musulmán?
Saludos y gracias por su atención.