Con
promesas viejas de partidos nuevos; juramentos nuevos de partidos viejos;
bufonadas gastadas, histrionismo, parodia… cinismo, chulería y falsedades, la
farándula politiquera no duda desvergonzadamente en emponzoñarse en el trueque de
siglas, en desvirtuar el resultado de las urnas. Y nuestro voto volverá a ser secuestrado por
cientos de miles de parásitos para usos y abusos, para inmerecidos sueldos,
para canonjías y comisiones, para explotar el BOE y explotarnos a todos. Es
sabido. Antes, durante y ahora, la aspiración de la ciudadanía se ve truncada
por la codicia de la llamada casta política. Porque no hay devoción ideológica,
sino pura ambición materialista; porque no existe fidelidad a la patria, sino
intereses y traiciones; porque no se siente el más mínimo respeto al pueblo que
los sustentan y al bien común; porque no se apela al idealismo y humanismo
cristiano que ha formado y conformado durante veinte siglos nuestra forma de
ser, nuestro carácter, nuestra nobleza… nuestra españolidad, sino que se le
persigue con saña y rencor. Al funesto estilo hegeliano y marxista leninista.
Repudio,
detesto, odio estos cuarenta años de democracia donde la ciencia política --la
de la facultad y la de la calle-- se ha ido perfeccionando en una aberrante y
desmedida corrupción económica, en una máquina para destrozar valores y éticas,
en un monumental ariete para derribar el baluarte de nuestra historia, en una
bomba de relojería para hacer saltar por los aires nuestra patria, en un áspid
para envenenar la legua española, en un mundo sucio, repugnante y obsceno para
engullir en él al ciudadano y vomitarlo esclavo.
Dramáticamente
paradójico que al tiempo que ellos han ido acaparando estatus, posición
elitista, poderío, impunidad, fortuna… y poca vergüenza, el común de la ciudadanía
se ha ido alelando más y más frente a la pantalla mágica capaz de vender
cualquier basura. Terrible. Ante sus ojos trepidan fraudes, crímenes,
traiciones, venganzas, descaradas falsedades, lacerantes robos,… ¿y qué? Se embucha
sin tiempo para atragantarse porque esa es la vida de ellos y la suya la de los
anuncios publicitarios, que les dan soluciones inmediatas para todas sus necesidades
y deseos. Esto es tal que así, que quienes acudieron en su utilitario a la Plaza
de Sol y se pasearon en mangas de camisa entre el personal de su movida, decidieron
hacerlo a lo grande: darles cobertura en televisión, en todas las televisiones,
todos los días a todas las horas. El único y mejor método para llegar al gran
público. Éxito rotundo. Tan clamoroso, que de inmediato aquella parada de
perros flautas y demás advenedizos del movimiento del 15M permutó en partido
político de la izquierda más radical. La de siempre, la única que preexiste y
se hace realidad por mor del bandidaje político y su ineptitud; la que vende venganza
para que el pueblo pueda resarcirse, la que da limosnas para que nadie se queje
y todos les deba, la que quiere mandar en tu hambre, la que cuida tu lectura y
dosifica tu voz, la que vela por tu miseria y elige lo que a ellos les
pertenece, la que persigue la iniciativa privada no sea que se hagan más ricos
que ellos, la que cree que la propiedad privada es aquella que se expropia, la
que aborrece a tu Dios y te exige apostasía, la que ostenta rendibú a las
religiones que les acobardan, la que encarcela a los disidentes, la que mata a
hombres, mujeres y niños en la plaza de Tiananmén o en la Venezuela de cualquier
gorila rojo,…
Ay
amigo,--¿o quizás deba decir amigos?— ¿Ahora te sientes insultado, chuleado,
agravado, vapuleado, traicionado? Imbécil, tanta cuerda has dado a la cometa
para que asalte el cielo, que te has quedado sin ella. Mírala con sus cañas, sus
papeles aparentes y su coleta. Vuela dando bandazos, incontrolada. Pero no te
preocupes una pequeña tormenta la hará caer. Cuidado no te caiga en la cara.
Saludos y gracias por su atención.