La
vida política actual… mejor dicho: el resultado de los excrementos del caótico
manejo de la política cultivada desde el año 1981 al 25 de Mayo de 2014, es tan
aberrante, tan monstruoso, tan estremecedor a la fecha de este instante, que
para aquellos que de vez en cuando intentamos poner por escrito el devenir de
las circunstancias, --bien política o social--, de nuestro pequeño mundo, es
técnicamente imposible, patéticamente insufrible. Así, que desde la limitación de un mero
ciudadano, me he dicho: apaga la televisión, deja de leer, desconéctate de
internet, no abras el Facebook… despliega tu hoja cibernética de World, apunta
y dispara a un solo pájaro, pero no pierdas de vista el bando. Y no salgas del
puesto para que sus cagadas no te caigan en la cara.
Hablando
de pájaros…viene a ocurrir que en estos últimos días, los grandes baluartes de
aquel socialismo que dejo de ser marxista, obrero y español, de forma paulatina
y sincronizada con su propios avances en el poder y el Erario, gimen y se
encolerizan ante sus vástagos, esos temibles leninista de Podemos. Sí, hombre,
esos retoños que dejaron en unas escuelas plagadas de jóvenes maestros,
convencidos todos por simple inercia que no existía otro contrapunto en esta
vida, que el de “Felipismo” imperante. Se quejan todas estas vacas sagradas de
hermosísimas ubres y magnas cuentas corrientes, del bumerang que sus
universidades gratuitas con cargo al sectarismo que ejercen sus catedráticos y
profesores, les ha devuelto diabólicamente contra ellos primero (cómodamente
asentados en el régimen) y contra el resto de ciudadanos después. Incomprensiblemente
se asustan que un puñado de individuos genéticamente revanchistas, mentalmente
atascados y académicamente preparados, quieran ganar la guerra del 36,
reinventar Surensnes, rectificar la transición, modificar la Constitución,
engañar a once millones de españoles, perpetuarse en el poder y adueñarse de la
nación. Sorprendente, paradójico… al fin y al cabo, el alumno sólo quiere
superar al maestro. ¿No?
La
falsedad, la hipocresía, la demagogia y el maquiavelismo tienen sus molestas imprevisiones:
la educación moral, ética o religiosa compete a los padres, ha sostenido la
casta política, muy ufanos ellos. Como siempre te venden una verdad
irrebatible, para luego impedirte tu derecho a ejercitarla. Es la agotadora
canción, el maldito estribillo: estos son tus derechos, pero nosotros te lo
administramos. Resultado: Podemos. Ahora no suspires, gilí.
Saludos y gracias por su atención.