Nosotros hemos cumplido una vez más. ¿Y ahora? Ahora volverá el trueque de siglas, y nuestro voto volverá a ser secuestrado por cientos de miles de parásitos para usos y abusos, para inmerecidos sueldos, para canonjías y comisiones, para explotar el BOE y explotarnos a todos.
Les hemos demostrado por enésima
vez que conocemos su juego y sus fullerías, que admitimos el ceremonial, que
asumimos los hechos consumados, para que nunca, nunca, les pueda servir como
coartada, si un día aquellos que ya tienen una ruina y les trae al pairo
buscársela a los demás, nos envuelven entre orates, sanguijuelas, embaucadores,
dictadores de viejas escuelas, y nos arrastran por imperativo de la impotencia.
No. No podrán culparnos nunca. Si acaso llega un diabólico caos, peor que lo
vivido hasta ahora, será sólo y exclusivamente por el uso fraudulento que hacen
todos estos mangantes de nuestros deseos de democracia y libertad; de
integridad y ética; de verdad y justicia.
Quede claro: acudiremos,
ingenuamente, convencidos de hacer el ridículo en este grotesco régimen, en
esta fachosa democracia que no es digna de nosotros. Agarraremos una papeleta,
cuantas veces sea preciso, y la depositaremos en la urna mientras recitamos una
jaculatoria a modo de ritual: aquí tenéis, nuestro voto, antes que acabéis
definitivamente con vuestra gallina de los huevos de oro y nosotros no podamos
comer ni caldo, imbéciles.
Y ocurrió.
Saludos y gracias por su atención.