Pena, penita, pena…
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Cuentan
que hubo personajes ilustres (Políticos y otras cosas) en Cataluña y Vascongada
que llegaron a imaginar, y convencer, de la existencia de una raza con
características craneanas indicadoras de una inteligencia superior a la del
resto de los españoles. Y ha arraigado de tal manera esta teoría, que se ha
convertido en el espíritu, en el don sobrenatural, en la gracia particular que
Dios da solo a algunas criaturas. Este hecho diferencial me preocupa. Por lo
que ando buscando en dónde se puede hallar, dónde se encuentra semejante
eslabón prodigioso que me hace distinto e inferior a cualquiera de ellos. Por
supuesto, la historia ni tocarla, siempre rebatible, manipulable.
No sé, no sé, he vivido entre
ellos, he trabajado con ellos, me he entendido en su lengua y en la mía, mis
hijos han jugado con los suyos y nunca encontré rasgos distintos de raza, ni
síntomas de seres superiores. Tendré que consultar a Darwin. Porque de la
Reconquista para acá, veo que las luchas de sus antepasados, son la de los
míos; sus inquietudes son las mías; sus problemas son los mismos y la capacidad
y la inteligencia para resolverlos no lo hacen a ellos mejores en nada, de
nada. Bueno sí: en la añoranza y aspiración por volver al tiempo feudal, con
cualquier A. Mas, o cualquier Iñigo Urkullo recogiendo diezmos para lúgubres
castillos de macabros inquilinos.
Saludos y gracias por su atención.