El obispo Uriarte «desea» que el Estado pida perdón a ETA por haberse «propasado»
Confieso que a veces, cuesta una
barbaridad entender a algunos Pastores y Prelados de la Iglesia Católica. Uno
no es un estudioso, ni un entendido en la materia, pero a poco que se haya
leído, sin entrar en profundidades y expertas valoraciones, pues bueno, se
llega a entender, a encontrar una explicación, incluso una justificación en
casos, como por ejemplo, Jerónimo Savoranola,
Lutero o Calvino.
Pero aquí, en España, en los
albores del XXI, es materialmente
imposible comprender, como Obispos y Príncipes de la Iglesia se alinean del
lado de quienes aspiran a un califato, “como sea”; a quienes inoculan el odio
de la “spanisfobia” con los más ruines de los fines; a quienes atacan cínica y despiadadamente historia,
cultura, lengua, patria; y aún peor y más cruel y canallesco: la vida humana. Y
lo hacen, esgrimiendo -y ellos son conscientes- las más peregrinas, macabras y
xenófobas ideas, fabricadas por pequeñas, ridículas y ególatras mentes. ¿Qué
pretenden?, ¿Acaso pastorear a las ovejas descarriadas?; ¿cobardear junto a
causas que..., por un, si acaso mañana...?; ¿Intereses que el vulgo ha de
ignorar?
¿O sencillamente esconden un
Thomas Cranmer particularísimo, para doblegarse a otro poder político; a éste
que acarrea el grave problema de divorciarse de España?
…A las 9:00 de la mañana del 21
de marzo de 1556 fue sacado de su celda y lo llevaron a la última audiencia de
su juicio. Uno de los inquisidores le dijo: “Si quieres salvar tu vida,
renuncia a tu fe. Te aconsejo que lo hagas pronto”. Thomas respondió: "En
el pasado, con el fin de salvar mi vida, firmé declaraciones en las que digo
renunciar a lo que realmente creo en mi corazón. Por miedo escribí cosas que no
son ciertas. Hoy, si he de ser quemado, será mi mano derecha la que se queme
primero". (Historia de las Religiones. Editorial Marín, S.A. II Tomo.)
Y cantaré jubiloso, aquello de…
“que alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del señor”… porque allí
encontraré clérigos que me hablarán del reino del aquí y ahora: del
independiente País Vasco; del reino de Cataluña y no de hipotéticos Reinos de
Dios al modo de los curas maquetos.
Posiblemente, si algún día arde
su ambicioso Liliput o el incensario provoca un inesperado fuego es sus
sacristías, ellos llevarán un buen traje ignífugo. Seguro.
Pero, porque creo que los hombres
pasan, pero la Iglesia no, seguiré diciendo: creo en la Iglesia, que es una,
santa, católica... ¡Bruto que es uno! Qué vamos hacer.
Saludos y gracias por su atención.