SIN PENSAR EN LA LEY MURPHY:
¡¡FELIZ
AÑO NUEVO 2016!!
¡Hola
2016! Si Dios, la Divina Providencia, o el destino, incierto pero inexorable,
así lo dispone te voy a soportar entero. Con todos tus meses, días, horas… y
digo soportar, porque a la vista de la convulsión política, la agitación social
y el temblor económico que heredas de tus extintos hermanos, no creo que pueda disfrutar
de ti, ni poco ni mucho. Cuando menos en la inevitable convivencia a la que
estamos condenados el vulgo y la ilustre clase oficialmente gubernamental y
oficiosamente letal.
Pasarán
tus días, tus meses y no me darás un amanecer en el que yo vea que esas gente
de los sueldos y las comisiones, tengan el deseo y la capacidad de poner los
medios necesarios para que los centros de Cáritas empiecen a cerrar sus
locales; para que la usura de los créditos hipotecarios no sean la muerte por
suicidio o la simple defunción social por impotencia; para que el capital
invierta en esos seis millones de parados de forma y manera, que unos se hagan
aún más ricos y los otros se ganen honradamente una vida digna.
Pasarán
fechas tras fechas y no me darás la sorpresa de ver como a todos esos
abanderados de causas góticas y patrias en propiedad, y a quienes los cobijan
no se les enseña, se les explica y se les demuestra que ni son cola de ratón ni
serán cabeza de león. Más que nada, porque hay muy poca caza para tanta manada.
Hay tanto depredador, tanta ave de rapiña que cada vez se cabe a menos.
Pasarán
todas las hojas del calendario y no me darás ni siquiera un motivo para la
esperanza, un motivo de consuelo para esos españoles que a pesar del tiempo, de
los años, aún tienen lágrimas para llorar por sus padres, por sus hijos, a los
que un día les quitó la vida una pistola cargada de odioso odio; unos vagones
cargados de la ambición más execrable en nombre de Dios y del hombre. No me lo
darás ya lo sé. Ni siquiera un pequeño bocado de verdad asumible que sacie un
poco el hambre de dignidad y justicia de quienes jamás perderán la memoria.
Pasarán
tus cuatro estaciones de capitalismo libertario en busca de la dictadura de los
bancos; de la propiedad privada… la de ellos, claro, y la de los de la clase
alfa, repartidos entre la casta política vieja y nueva, las cuatro oligarquías
y los corsarios del Régimen. A mí y a todos los demás no nos darás ni las
migas.
Sólo
nos quedará nuestra terquedad por la libertad absoluta, absolutamente real y
responsable; quizás el empeño por la destrucción de este engendro de secuaces
confiados al albur que les regale la dote aunque tengan que empantanar los
caminos de falsedades, de indignidades, de injusticias… o de sangre caliente y cadáveres
fríos. A éstos, y a la gran farsa de quienes los ampara. Claro.
Saludos y gracias por su atención.