Yo dudo que la eficacia, la aptitud, o la moral se puedan mandar de vacaciones, como algunos pretenden dar a entender: hasta que toque. Como tampoco se puede guardar en un cajón, la educación, las creencias o, la buena voluntad, pongamos por caso. Se tienen o no, y siempre irán con nosotros, indelebles, perennes.
A mi modo de ver y, siguiendo cierta analogía astral, yo diría que el PP, discurre suelto, gravitando sin dirección fija, es decir, está describiendo una órbita alrededor de un astro, mitológico e irreal que difícilmente personificará. No encuentra su trayectoria exacta; anda perdido en el espacio de lugar y tiempo. A cada embate que le proporciona el Zapatero, el Rubalcaba o el Pepiño, tambalea incierto, dubitativo. Sus movimientos son aleatorios e incontrolados, como pelota de ping-pong que bota loca. Y claro, así resulta muy difícil situarlo en un sistema cartesiano de, ordenadas llamadas cometido, y abscisas denominadas compromiso.
“Que me ponga a mi las zancadillas, no a España” le ha espetado JLRZ a Aznar desde tierras Albaceteñas. Y a esta hora, todavía no ha tenido replica, contrarréplica, contestación, soplamocos o como quieran llamarlo. Creen los señores del PP, que el retruécano que ha lanzado Zapatero se diluirá en el espacio, y hoy lunes ya nadie se acordará de tan arrogante envite de victimismo. O sea, todo el sábado abriendo los telediarios con la efectista y demagoga frase, machacándola en cuestión de minutos una y otra vez. Al mismo tiempo que radio y prensa, más lo que caiga por el mundo cibernético, y piensan estos ilusos, como tantas y tantas veces, que ya está olvidado. Pues no. Yo estoy convencido, que la inmensa mayoría de peperos y sociatas, guardarán en su subconsciente tan filantrópico dardo. Esté éste envenenado o no. Contrapongan a unas declaraciones de dudoso entendimiento un ofrecimiento espontáneo para la inmolación patriótica, y ya tendrán de nuevo el autobús, el chofer y los judíos de Goebbels. Y a Zapatero brindando al público.
Y ahí andan, perdidos en el etéreo tiempo de la cosecha que está por venir. Ni Rajoy, ni ningún ilustre del partido han salido al quite para decirle a este mameluco que el único que pone zancadillas a España es él. Que el único que ha logrado que el país ande por lo suelos se llama José Luís Rodríguez Zapatero y la gracia de su innata virtud para dar traspiés y llevarse por delante a todo quisqui. Que él y los suyos han logrado derribar un inmenso país y que encima traiciona indignamente cualquier mano que intente aportar algo para ayudar a levantarlo. Ocho años lleva metiendo el bombín entre los radios de mi patria sin importarle que los batacazos sean cada vez más peligrosos. Poco a poco, año a año ha ido socavando los cimientos de la España prospera que le entregó el miedo al terrorismo y se atreve a hablar de zancadillas, así indecorosamente, con ese rictus que tiene por siniestra sonrisa. ¿Será posible que este PP calle ante una provocación que se desmonta con un simple desdén, con una simple frase de menosprecio? No callen, no permitan que este bobo solemne siga engañando a propios y extraños, denles a tragar su propio purgante.
Que a este paso, señores del PP, la localización de sus coordenadas para situarlos en un plano real, va a ser para los mortales cuasi imposible. Vamos a tener que pedirlas en Cabo Kennedy.
Saludos y gracias a todos.
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