Hay que sacar fuerzas de
flaqueza para asistir y resistir cada día en este carnaval permanente que se ha
instalado en la España que ya no necesita careta ni disimulo. En esta España
que se ha ido de chiquitos con los terroristas y se codea con sediciosos; que
perdona a los asesinos de su pueblo y va rogando educación a quienes les escupe
en la cara, sea esta regia o simplemente ciudadana. En esta España, ridícula
chirigota para el hazmerreír de propios y extraños.
En esta España en el que
periódicamente se suceden Gobiernos atiborrados de agotadores demagogos. De insustanciales
políticos prestos siempre a sacarle brillo a su poltrona y a buscar paraísos
fiscales donde esconder sus sablazos al Erario, al que pasó cerca y al incauto
tahúr. Gente rara, de moral mutable de mal a peor, de objetivos turbios, de
oficio pendón, de usos abusivos del favor a los de su casta y miserable desprecio
al pueblo sencillo que los mantiene.
En esta España de grotescos
tratos con chantajistas de repugnantes y sanguinarios métodos terroristas, que
tienen meado el que se arrogan como su territorio, con el orín que destila un resentimiento
absurdo e ilógico; del odio incontrolado e injustificado del psicópata de mente
trastornada. Que van dando zarpazos a todo aquel imbécil que se asome con
bandera blanca.
En esta España de tanta
Cataluña, una, grande y libre; de tanto catalán obligo del mundo… de los mundos.
De tanta endogamia de apellidos y linajes para perpetuarse el poder, la
corrupción, la depredación sobre las sangres inferiores. Más pequeño el rebaño,
sí, no importa: ser único pastor, esquilador y curtidor, no tiene precio.
Está uno tan reventado de estas
y otras muchas cosas, que apenas queda algún porqué por ahí extraviado por el
que sentirse motivado, sin que flaquee el espíritu de lucha y su razón.
Y para que hablar de este debate
sobre el hilarante estado de la cómica nación; soliloquios a plaza partida. Ni
de otros discursos, de otras promesas, de otras mentiras, de otras posturitas,
de otras farsas, de años atrás, sería puro masoquismo, mental y moral.
Saludos y gracias por su atención.
2 comentarios:
Hubo un tiempo en que me gustaba hasta oírlos en directo para estar informado. Hoy soy mucho mas exceptico, me parecen monólogos de medias verdades que no vale la pena perder el tiempo con ellos.
No me extraña la actitud de los Borbón.
Su caso es el paradigma del heredero dilapidador, a quien como no le costó nada el adquirir la valiosa herencia, no tiene empacho en perderla a trozos, mientras se mantenga en sus vicios.
Desgraciadamente para España, eso es lo que nos ha venido ocurriendo desde los ya desde los Habsburgo, culminándose con los Borbón, El penúltimo, Alfonso XIII, abuelo del rey y bisabuelo del príncipe.
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