domingo, 3 de agosto de 2014

ARDOR GUERRERO...




Digámoslo otra vez…

¿Y ahora?..., ahora es la hora de las tribunas, de vociferar voz en grito, de la chulería, de las bravuconadas; de los despliegues guerreros; de las exhibiciones; de la publicidad televisiva, como si de una película nominada para un Óscar se tratara; de convertirlo en un acontecimiento cargado de       música y color; de darle el fondo trepidante que merece las hazañas bélicas; de cargarse de razones unos y otros. De la hipocresía Y de lo que menos me importa: la villanía de algunos de mi suelo patrio, la de ocultar hoy las pancartas de ayer. Ellos podrán los cojones, nosotros lo muertos, el eslogan que hay que callar porque la afonía de cuatro vividores, conviene, nos conviene.
De diez mil en diez mil, de cien mil en cien mil muertos, ni ellos lo sabrán con certeza. Sangre, muerte, dolor, llanto. Seres como tú y yo sacrificados en el altar del dios maldad, que el Dios Amor permite. Será Satanás; como tantos Satanás hechos carne y hueso que la humanidad soporta a lo largo de su existencia. Ya ves, fue hace un ratito, aún están enterrando a sus muertos y, ya lo tenemos olvidados. Un hecho más, un episodio más, ¡hemos visto tantos!, ¡nos quedan tantos por ver!. Irak, Afganistán, Serbia, Osetia, Georgia, Rusia, Europa, Ucrania, Gaza, Israel..., desisto. Siempre hay un comandante barbudo, o un gorila rojo, o un coronel decorado y condecorado, o un Führer, o un
personaje con mando en plaza..., qué me importa. La historia, las razas, las etnias, las religiones..., el poder, el oro, bueno ¿y qué?. Malditos todos, maldito cínicos, malvados todos. ¿Pero de qué razones pretenden cargarse, para justificar sus malditas medallas del poder absoluto y absolutista?; esas que llevan, ¡qué curioso!, colgadas junto al corazón. Vomitan sus cañones muerte y desolación y encima no se atreve, nadie, a llamarlo por su nombre, ese que remuerde la conciencia, ese que sintetiza la pura y auténtica realidad: crimen, asesinato. No, ahí están los medios gubernamentales: “avance de tropas”, “hostilidades”, “operaciones militares”, “defender la integridad territorial”. Serán malvados, todos. Los que justifican la crueldad históricamente encanallada del hombre y los que la practican. Mientras: perversión del lenguaje, eufemismos, para que su música no chirríe el tímpano, y el corazón permanezca cómo un témpano.
 
Saludos y gracias por su atención.

viernes, 18 de julio de 2014

Yo muero; tú mueres; él muere...





 
Una vez más. De nuevo el perenne olor de la muerte, el olor de una guerra milenaria, inagotable, el olor de sangre nueva derramada sobre una tierra vieja y santa.
Soy cristiano, soy católico, soy gentil y mi Dios quiso nacer judío. Por cultura, por historia, por religión mi sitio está entre ellos. Pero ni con el Viejo Testamento en una mano, ni con el Holocausto a mano de los nazis en la otra, me sale…, no puedo aplaudir los bombardeos, ningún bombardeo con razón o sin ella. Lo puedo explicar, casi justificar, pero no puedo admitirlo como franquicia sin inventar otro procedimiento, me supera. Más es decisión que toman los generales, los Jefes de Gobierno; a nosotros, a mí, me corresponde gritarles a la cara que no saben hacer otra cosa; que no saben, no quieren encontrar soluciones civilizadas. Sé que se me tachará de “buenista”, de ingenuo y hasta de hipócrita, pues lo siento. Así soy yo. Invocaré la paz porque nos la merecemos y porque hasta las bestias se amansan con música. Con la música de los tiros, me dirá alguno. Pues bien, entonces, tomemos posiciones. Todos. El sofás adormece y los telediario ya no conmueven. Si hay que parar al moro, al árabe, al islamita, al musulmán o como quiera que se llamen en ese mundo temido y temible, hagámoslo. Pero compartiendo responsabilidades presentes y futuras. Incluso remordimientos si llegara Hiroshima(bis).
Seguramente en este clamar y reclamar que hago, habrá quien mal interprete mis palabras o no llegue al fondo del siempre truncado afán por acabar con este mundo criminal en el que vivimos. El mundo del hombre animal, fiera; el mundo del hombre depredador de intereses materiales por los que mata sin contemplaciones; el del hombre violento y sediento de poder que asesina por lograrlo; el del hombre devastador que asola toda vida natural y  humana que encuentra a su paso; el del hombre depravado, de bajo y ruin instinto; el del hombre que con piedras o espadas, con la pólvora o con un poco de E=mc2, ha sembrado la tierra de cruces a lo largo de su existencia.
Mundo en el que el proyecto de hombre creyó callar la Voz del Hijo del Hombre.
Más aviso para navegantes de ayer, de hoy y de siempre:
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. (Marcos 13:31)

 
 
 
 
Saludos y gracias por su atención.

sábado, 12 de julio de 2014

HAMÁS Y NO SOLO HAMÁS




Es una realidad incuestionable, ancestral y trágica, que en el mundo árabe, musulmán, en el Islam y fuera de él; en el oriente medio y en el continente africano en general, solo cabalgan tres jinetes de los que cita Juan en el Apocalipsis, (Apocalipsis 6:1-8) EL de la guerra, el del hambre y el de la muerte. El rojo, el negro y el bayo… el blanco, el de la victoria y la paz, está condenado a no aparecer. Nunca, ni siquiera en un periodo de tiempo suficiente para dedicarse a amar al prójimo, a las mujeres.  
¡Qué aburrimiento de gente!, ¡Qué pena de gente!, ¡Qué convulsivas gente! Sangre, crueldad, venganza. Ni Alá, ni Mahoma, ni Dios en persona. No hay forma…, ni humana, ni Divina.
El género humano, de momento, no tiene arreglo, así, tajante, de forma concluyente y definitiva lo digo, es obvio. Pero creo, que determinadas zonas del globo, han enmascarado bastante bien los bajos instintos del individuo. Si no lo han superado, cuando menos lo dominan. Incluso una gran mayoría de ellos, se mueven por convicciones, más que por temores; por principios y filosofías que andan dentro de los parámetros que podríamos llamar del humanismo, de civilización, de racionalidad; en la mayoría, ha llegado a preponderar con más auge, genéricamente hablando, los sentimientos que les diferencia del resto de los animales. Es decir la buena voluntad, incluso un interesado egoísmo, que los obliga a un intercambio de intereses de índole moral.
Pero estos señores, de chilaba o turbante, de sable o máuser, de petrodólares o cabras, no cambian su cultura de guerras y desprecio al valor de la vida, de la vida ajena, claro. La solución a sus problemas, siempre concluyen, como la del nudo gordiano. Cortando nudos y cortando cabezas, como si Alejandro Magno no hubiese muerto trescientos y pico de años antes de Cristo.
Más hoy miren ustedes, hoy no tengo frío, la luz es lujuriosa y el azul del cielo arrogante, parece que lo acarician unas nubes tímidas y caprichosas. Hoy no se puede matar a nadie; sería más que un pecado, sería más que un crimen, sería: traicionar el amor de Dios. Hoy Judit, saldrá a la calle y el sol coqueteará con su hermosura, y a su paso dejará una estela de belleza entre su pueblo que les hará sentirse hombres de bien y de paz. Hoy Holofernes, levantará su campamento, y dirá a su ejército que Betulia es un vergel al que hay que proteger. Hoy el destino querrá que, la Hebrea y el Asirio, hagan el amor y no la guerra. No habrá cabezas rodando, no habrá muertes, solo beldad y verdad antes que vuelva a nublarse.
¡¡¡Ojalá!!!
 
 
Saludos y gracias por su atención.

lunes, 7 de julio de 2014

25 de Mayo elecciones europeas. El fenómeno "Podemos" Primera parte.



El 10 de Marzo de 2011, publiqué en este humilde blog, una breve entrada titulada INEM… TODO A CIEN, en la que aventuraba la tendencia política a la que podíamos llegar, dada la catastrófica realidad de paro, hambruna, indigencia, calamidad y desesperación a la que el Gobierno socialista de entonces nos estaba conduciendo.
Como quiera que mi audiencia se limita a unos pocos amigo, me permito volver a reeditarla, corregido el pequeño matiz del clima, el nombre del partido y su líder. (Igual consigo nuevos lectores) los viejos disculparan la reiteración. Creo.
Decía así más o menos:
Que se sepa. Aún nos quedan redaños para decíroslo: ¡Estamos hasta los cojones de limosnas! No queremos ser mendigos. Queremos ser Ministro, o diputado, o teniente alcalde, o cargo de confianza, o maricona y presentar un programa canela en una TV caca. Lo que sea. Pero los cuatrocientos veinte euros (420 €) os lo metéis por donde os quepa.  Yo sé, que lo que os pide el cuerpo es mantenernos a todos. Eso sí, colgados en la ventanilla del subsidio y el sonrojo, claro, claro. Para que tengamos claro de quién dependemos y a quién debemos las cáscaras de plátanos que nos comamos en esta turbia vida. Esta es la España que queréis, la que entra a hurtadillas a venderle al usurero del momento las cuatro piezas de oro de las comuniones, del recuerdo, de la nostalgia, de los abuelos. Esta es la España que queréis, la que anda buscando en Carrefour la bolsa de comida para
indigentes. Esta es la España que queréis, la de las largas colas en Cáritas. Esta es la España que queréis, la que ha de pasar por la quilla del barco del agravio y de la humillación, de la vergüenza y la impotencia; hasta que la tengáis suficientemente sumisa, maleable, dócil, mansa, hasta que os suplique árnica por molestar. Esta es la España que habéis logrado en los albores del siglo XXI, la progresista, la de izquierda, la de la “repartiora”, la anti-todo y pro- nada, la de “Podemos” de toda la vida, la de un tal Pablo Iglesia. Pena, ¡tío!
 
Saludos y gracias por su atención.

viernes, 4 de julio de 2014

LA MISIÓN


La Misión, película con guion y argumento basado en la vida del sacerdote jesuita, misionero y escritor peruano Antonio Ruiz de Montoya, es sin duda una obra maestra de la industria del cine; y una muestra bastante fidedigna de la labor que la Orden fundada por S. Ignacio de Loyola ha venido realizando por estos mundos de Dios que monopolizan los hombres.
Se podrá ser furibundo agnóstico o fervoroso católico, pero lo que no cabe duda, es que para hacer una sinopsis que trate el argumento de esta obra con cierta objetividad, hay que intentar abstraerse de sentimientos y prejuicios más o menos arraigados en nuestra mentalidad por formación y educación, en un sentido u otro. Ardua tarea ésta siempre, en lo cotidiano, en lo sencillo y en ir y venir de la vida diaria. Así máxime, cuando pretendemos enjuiciar hechos históricos y comportamientos culturales de otras épocas o de las contemporáneas.

Se desarrollan los acontecimientos de este relato en los alrededores de las cataratas de Iguazú, situada entre Argentina y Brasil, donde los jesuitas trataban de cristianizar a los indios guaraníes recogidos de la selva en una misión de la Compañía. Y hay que reconocer, que con gran éxito. Allí y en todo lugar, habría que convenir. Si bien, unos dirán que por candidez de los indígenas y argucia de los sacerdotes. Pero lo que se desprende de todos los testimonios, es incuestionable: cualquier contingencia en este empeño, repercutiría siempre en detrimento de los padres jesuitas. Sin embargo, por principios y por norma de conducta han llegados estos frailes y los de otras Órdenes Religiosas a los más intrincados lugares del planeta, sin violencias, sin amenazas.  Dado, entre otras razones, porque la Iglesia entendía que el derecho a la predicación del Evangelio no suponía la conformidad forzada del mismo, y siempre defendió y buscó la aceptación libre y voluntaria. Buscaban, integrándose primero en su mundo y enseñándoles después lo que sabían y creían: su fe. Fe por la que no les ha importado, a lo largo de la historia, perder sus vidas, unas veces a manos de sus propios prosélitos, y las más por los poderes político o militares. O ambos al unísono. Sólo una incomprensible locura puede conducir a algunas personas elegidas para tratar de infundir en los demás su filosofía idealista y su fe cristiana a riesgo de una muerte casi segura a cambio de nada, por altruismo, por una absoluta convicción en su Dios y su mensaje.
Los indígenas, acosados, perseguidos y cazados por mercenarios para su venta en el mercado de esclavos, dan muerte a varios de estos misioneros entre el miedo y la autodefensa. Desencadenante del nudo de esta obra.
A la misión vuelve el padre Gabriel con un oboe y una biblia para retomar de nuevo su labor de evangelización, e instruirlos en las técnicas y el uso de herramientas para la agricultura, la música, etc. En definitiva acercarlos a la cultura europea. Además de protegerlos de los tratantes de esclavos. Que a pesar de estar abolida esta práctica por Pontífices y la Ley de Indias que dictaron los reyes de España desde los tiempos del emperador Carlos V, se ejercitaba, por interese espurios, de forma impune por viejos militares españoles y portugueses. Contubernio que reportaba pingües beneficios entre los caciques de la zona.   
Aquí entra en liza el personaje que más simbolismos representa: el capitán Rodrigo Mendoza, militar, pendenciero y cazador arbitrario de indios. Tras dar muerte a su hermano en un duelo ocasionado por haberle arrebato éste la amante, entra en una depresión moral, espiritual y física. Cuando los remordimientos están a punto de hundirlo definitivamente, el padre Gabriel le ofrece una oportunidad: volverse con él a la reducción a modo de penitencia y consuelo. Admite el reto y previene al padre de su posible fracaso en el intento.
Arrastrando un voluminoso y pesado hato emprende la marcha hacia la desembocadura del Rio de la Plata, hasta donde rompe la gran cascada y junto a ella, la empinada, temible y enriscada cortada que sirve de acceso a la altiplanicie. Sólo, sin admitir la más mínima ayuda, inicia la subida jugándose la vida a cada pocos metros conseguidos. Sobre sus hombros sujeta la soga de la que cuelga parte de su vida: su silla de montar, su armadura, sus pistolas, sus espadas. Pesada carga que le ha acompañado durante muchos, muchos años y ahora lo quiere empujar al vacío, al abismo. El pundonor de la hidalguía española, el arresto del soldado y el deseo ferviente de hacerse perdonar por Dios y los hombres, le llevan exhausto a la cima. Los indios guaraníes que ha contemplado el corazón puesto en la gesta del traficante de esclavos, perdonan a su verdugo y cortan las ataduras dejando caer al fondo del rio su pasado de violencias y amarguras.
Paradójicamente no pasaría mucho tiempo, sin tener que romper su propósito. Decisiones de ambiciones políticas y acuerdos de intereses entre España y Portugal le condicionan a abandonar la misión; y a los padres y hermanos jesuitas en la disyuntiva de irse o ponerse junto a los nativos para su defensa. No hay lugar a dudas, la protección es la única decisión coherente con sus principios, espirituales y morales. Y desde dos frentes, el espiritual y cristiano representado por el padre Gabriel, y el militar y violento personificado por el capitán Rodrigo Mendoza, junto al resto de la misión, se enfrentan en un holocausto a las fuerzas infinitamente superiores de los ejércitos portugueses.                 
--“Vuestra Santidad el pequeño asunto que me trajo aquí, al más lejano confín de la tierra, está ya resuelto. Y los indios están libres de nuevo para ser esclavizados por los pobladores españoles y portugueses… Creo que este no es el tono adecuado”…   Le traiciona al Nuncio el subconsciente en estas palabras iniciales. Al punto que rectifica radicalmente su misiva al Papa y le da un enfoque más conforme con la filosofía de la iglesia católica y la hipocresía de las monarquías dominantes. Todos conscientes que la verdad aparente, encierra una mentira soslayada.
…”Así pues Vuestra Santidad ahora vuestros sacerdotes están muertos y yo sigo vivo. Pero en verdad soy yo quien ha muerto y ellos los que viven. Porque como ocurre siempre el espíritu de los muertos, sobreviven en la memoria de los vivos”.
Saludos y gracias por su atención.

sábado, 28 de junio de 2014

25 de Mayo elecciones europeas. Felipe VI, año I.



FELIPE VI. CORONACIÓN

El célebre aforismo, el Rey reina pero no gobierna, es un apotegma feliz e ingenioso, un oportuno hallazgo que una ilustre pluma dejó escrito para elevar la ambigüedad a la calidad de máxima irrefutable. (“En mi casa mando yo, pero las decisiones la toma mi mujer”, dice Woody Allen en un actual spot publicitario)
De acuerdo, el Rey reina pero no gobierna, pero difícil lo tiene si ha de guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas, si, como usted y como yo, ejerce de mero ciudadano. De acuerdo, se le inviste de Capitán General de las Fuerzas Armadas solo como símbolo, pero mal lo tiene, si llegado otro 23F, no tiene autoridad suficiente para ordenar a sus generales lo que fuere pertinente. De acuerdo, el Gobierno tiene la obligación de infórmale de sus decisiones semanalmente, en invierno, en verano y en las cuatro estaciones del año solo como protocolo, pero inútil pantomima si no puede sugerir ni una coma. De acuerdo, el Rey sanciona leyes, es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones… y cuantas obligaciones y derechos le otorgue la Constitución, pero preocupa, porque el Rey que reina pero no gobierna, que es Jefe de Estado, pero “estados quedo majestad”; que da con brazo laso, fuerza de ley a una disposición, no es un humano de carne y hueso, de alma y corazón. No señor. Es un
tampón de caucho que sanciona leyes, que manda y ordena su cumplimiento; es una especie de mamut, que levanta o baja su regia patita a la orden de un Gobierno, aunque éste le mande pisar la cabeza de la chica que se puso, confiada, bajo su mole. No, no es un humano absolutamente consciente de sus actos. Su Majestad es un mero trámite que se debe a cualquier aberración o no, que le presenten a la firma la imperante casta política de turno.
¡¡ Vamos, anda ya!!
España es monárquica, rotundamente monárquica. Como Católica. Y yo diría que por el mismo sentimiento, y por la misma razón. Por siglos de historia, por su cultura milenaria, por el estigma de su única religión.  Necesita en lo más íntimo de su ser contar con la esperanza de un poder absoluto que lo libere en el último minuto de la gran hecatombe, del desasosiego al que día a día se ve abocado; y de un Ser Supremo que lo lleve al cielo. Aunque a ambos invoque y en ninguno crea.  
 
Los conatos de republicanismo que han aparecido al olor del cadáver de la corona de Juan Carlos I, han sido los clásicos de siempre, los viejos cuervos de la izquierda rancia y caduca, los que quieren hacer creer a las gente sencilla y noble, que la república es sinónimo de comunismo, socialismo, secesionismo y democracia; los que atacan cuando ven a su víctima débil, moribunda. Sin embargo, los que en rigor ambicionan una república como sistema de Gobierno y de Estado, conocedores de sus pros y sus contras, de sus luces y sus sombras, pero conscientes de sus posibilidades como opción en el mundo de la ciencia política, ni se han molestado. 
 
No se puede negar lo evidente. Al cabo, no es bueno.  Para bien o para mal, deberíamos admitir el peso incuestionable de la corona (aligerada o no) sin intentar aliviar su enorme responsabilidad con subterfugios semánticos para autocomplacencia de la barbaridad que mandamos y podemos. Al pan, pan y al vino, vino.
 
 
Saludos y gracias por su atención.

viernes, 9 de mayo de 2014

...DE PROVINCIAS...


Bueno, pues ya están aquí una vez más, ya vuelve esta farándula con su circo ambulante; abandonan por unos días sus enmoquetados salones de comedias y sesión doble para irse de provincias a vociferar viejos y manidos guiones, papeles sepia emborronados con tantos y tantos apuntes y correcciones inútiles. Se subirán a las tribunas a restregar la paja del títere de enfrente y ocultaran con un guiño macabro la viga que lleva alojada en el suyo. Interpretaran falsas acusaciones entre veteranos farsantes, y repetirán viejas promesas para un público avejentado y cansado.  Harán ruido y llenaran el negro cielo de nuestra existencias con los fuegos pirotécnicos de la trastocada feria electoral, conscientes que son bellos, que son luz y colorido, pero efímeros. Juego de sugerentes dibujos, fugaz, momentáneo, como nuestra esperanza, como nuestro voto, que dura lo que dura el recuento.
Me perece poco el voto. Me parece que hago el ridículo acudiendo una y otra vez con una maldita papeleta premiada, marcada y trucada de una maldita ruleta que no se cansa de repartir desolación. Me parece grotesco ser claque, cómplice y parte de este juego de prestidigitadores; ser un maldito número perdido entre millones de parias que acuden hipnotizados al oír la cautivadora flauta de Hamelin, nos lleve este a despeñarnos por el barranco como a ratas o a la muerte civil, más cruel, más sarcástico, pero más fino.  Me parece el ejercicio del bufón en unas cortes rebosante de Tartufos. Ser puta y poner la cama…
Me parece poco el voto.
Me parece, que la abulia, la desilusión, la apatía, el abandono, la desesperanza, la frustración que se respira entre trabajadores y luchadores honrados del pan nuestro de cada día, no pueden, no debe quedarse anclada por más tiempo en el infierno de la incertidumbre, la indigencia y la vergonzante vida a la que le han arrastrado una tribu de ladrones, ineptos, incompetentes y miserables ralea de malhadados políticos. Ésos que un desdichado día robaron el voto de la buena paz. La del corazón. La de la verdad que sigue secuestrada en las mismísimas manos. Sin enterarnos. Todavía.
Me sabe a poco el voto. Cuando menos el convencional.
Pero no, hay que votar. Hay que demostrarles por enésima vez, que admitimos su juego, y pulpo cómo animal de compañía; para que nunca les pueda servir como coartada, si un día hartos, del uso fraudulento que hacen de nuestros deseos de democracia y libertad, les decimos que bajamos el telón.



Saludos y gracias por su atención.
 

domingo, 27 de abril de 2014

EL ENTIERRO DE LA VACA



Joan Maragall


LA VACA CIEGA  
En los troncos topando de cabeza,
hacia el agua avanzando vagorosa,  
del todo sola va la vaca. Es ciega.
De una pedrada harto certera un ojo
le ha deshecho el boyero, y en el otro
se le ha puesto una tela. La vaca es ciega.
Va a abrevarse a la fuente que solía,
más no cual otras veces con firmeza,
ni con sus compañeras, sino sola.
Sus hermanas por lomas y cañadas,
por silencio de prados y riberas,
hacen sonar la esquila mientras pastan
hierba fresca al azar. Ella caería.
Topa de morro en la gastada pila,
afrentada se arredra, pero torna,
dobla la frente al agua y bebe en calma.
Poco y casi sin sed; después levanta
al cielo enorme la testuz cornuda
con gesto de tragedia; parpadea
sobre las muertas niñas, y se vuelve,
bajo el ardiente sol, de lumbre huérfana,
por sendas que no olvida, vacilando,
blandiendo en languidez la larga cola.
 Joan Maragall
(Barcelona, 1860 – 1911)
Traducción de D. Miguel de Unamuno




Trasteando entre esas viejas cajas en la que guardamos lo que fue nuevo, he encontrado una revista de la Codorniz de 20 de septiembre de 1970. En su portada aparece un chiste del genial CHUMY CHUMEZ: un niño vestido de marinerito señala, riéndose, un multitudinario entierro mientras la madre lo instruye diciéndole: --si señalas, no te rías; y si te ríes no señales, Luisito.
Yo voy a seguir el consejo de la madre de Luisito. Voy a contenerme la risa floja que me entra viendo a tanto mamarracho acompañando al coche fúnebre de la extinta España. Voy a contenerme, porque si señalo mientras me descojono, me pueden llamar de todo, incluso llegar a mayores. Pero compungido el gesto, sí puedo señalar, atacar, criticar, maldecir a todo esto que viene llamándose casta política. Entera, a toda ella, a los que han levantado fronteras con alambres de espinos emponzoñados de una mezquina, ruin, miserable ambición de poder y dinero, y a sus socios y cómplices que se han dejado llamar de todo, que se han dejado maltratar, que se han dejado humillar hasta la extenuación, que han preferido ser putas bien “pagás” y seguir en el machito del poder relativo y el dinero seguro. A diestra a siniestra y ambidiestros.
Mírenlos, ahí van, ataviados con chisteras barradas de colores heráldicos, enarbolando blasones heredados de la Madre que hoy quieren enterrar, de la grande, de aquella que bajo el sol de su cielo se calentaron todos, de aquella que de sus ubres se amamantaron y crecieron; ahí van, musitando reproches de falsas afrentas, entre corruptos credos aprendidos de envenenados vástagos, repitiendo oraciones para el culto de pequeños oligarcas y grandes traidores; ahí van, estos, aquellos, los otros y todos. Con la sonrisa escondida en una apretada mueca, estirándose de la levita, mientras levitan de gozo por su infame latrocinio. La casta y todas sus castas, mofándose del muerto y de quienes le velan. Hipócritas que han venido a asesinar mi Patria sin derramar ni una gota de hombría, de hidalguía, de cuna española.
Relameros mientras podáis, porque puede que muy pronto tengáis que ir recogiendo las boñigas de esta vieja, ciega y muerta vaca, (la de Maragall y la de siempre), que como Ave Fénix renace una y otra vez de sus cenizas.







Saludos y gracias por su atención.  

martes, 8 de abril de 2014

A MI AMIGO OSCAR


Un mes llevo sin escribir en este blog de apuntes y demás zarandajas. Desde el 11 de Marzo. Y cada día me pregunto para qué he de hacerlo. ¿Quizás por satisfacción de una afición personal? Puede ser, pero entonces convendría elegir, más asiduamente, otros argumentos, otros estilos, sin recurrir una y otra vez a la podrida política y a sus corruptos ejecutores.
¿Tal vez por un mero ejercicio mental en un intento de poner en orden mis pensamientos, y además hacerlo públicamente? Es probable, pero compromete exprimir mucho más el intelecto si es que existe y ampliar el conocimiento con más empeño que seguro sí es ausente. Hasta sudar razonamientos y encontrar verdades.
¿Es posible que en algún momento me haya creído, que aquello que diga puede servir a alguien por activa o a mí mismo por pasiva? Pues menudo iluso si no lo he rechazado de plano e ipso facto. No sé cuántos milenios llevamos entre filósofos, intelectuales y sabios, y ni ellos, elegidos de la humanidad, han tenido éxito; a lo sumo, lo más que han logrado es el enfrentamiento entre colectivos, la mayoría de las veces de forma cruenta, cruel, despiadada. Por otro lado único método, creo, que este género al que llamamos Homo Sapiens, corrige la sapiencia que cree poseer el homo y que, a priori, le impide una y otra vez escarmentar en cabeza ajena.  
Digo: ¿En algún momento me he persuadido que dejo testimonio de una lucha ciudadana en esta trinchera que me ha tocado vivir? ¡Vaya presunción! Cientos de miles, millones de granitos de arena se aportan diariamente a este desierto de incertidumbres. ¿Y qué? Se hace grande, inmenso, temible. Pero seguirá estéril, yermo, infecundo. Ofreciéndonos punzantes cactus y ocasionales oasis. Quizás, lo más cierto sean nuestros desesperantes espejismos.        
Más aun así, amigo Oscar, nadie nos va a quitar la ilusión, el afán, la lucha cotidiana. Seguiremos adentrándonos con valentía en la mar traicionera de la política y de cuantos embates nos arrecie; con coraje, con dignidad. No nos arredraremos ante la impotencia, no nos amilanaremos ante las amenazantes aspas de los gigantescos molinos.  Lucharemos con pundonor.
Aunque la única pieza que cobremos en la obstinación sea ese gran pez llamado honroso esfuerzo. Y cansados, ya de vuelta al embarcadero se lo coman los tiburones que merodean siempre, sanguinarios y asesinos. No importa. Tal vez como Santiago, ese infatigable pescador de Hemingway en su “El viejo y el mar” traeremos a puerto la raspa, la muestra tangible de una inquebrantable voluntad.
 
Saludos y gracias por su atención.

miércoles, 5 de marzo de 2014

UNA REFLEXIÓN TRASCENDENTAL



La verdad, lamentablemente, el cerebro del hombre se ha quedado en esas tres preguntas hechas al cosmos, al infinito, a la nada: ¿De dónde venimos?, ¿Quiénes somos? ¿Dónde vamos? Interrogantes, que la parte de masa cerebral de la que disponemos ha logrado plantearse sin alcanzar una respuesta convincente para nadie. Si algún día nos acercáramos un poco a su respuesta, incluso podríamos descifrar otra que también nos corroe: ¿Qué fue antes el huevo o la gallina?
Solo entrar un poco en este tema tan prolijo, controvertido e inquietante, desata un mar de dudas, de interrogantes y pensamientos que te convierten en un ser pequeño, ínfimo, insignificante perdido en un universo incapaz de ser comprendido por ninguno de los seres vivos.
Solo sabes, que un día, por una extraña razón, --que nunca llegarás a saber—te ves, sin que tú hayas colaborado para nada, entre otros semejantes que te gustan, en un lugar que te gusta y con gustos que te gustan. Y si no es así, entonces..., entonces ¡no veas!, montas un zipizape, que tiemblan hasta las piedras.
Pero, un buen día, te dicen que aguantes el genio, que no es para ponerse así. Que tú eres una creación, un proyecto, la imagen y semejanza de un Ser Superior y que estás predestinado para ocupar otro lugar donde encontrarás, seguramente, algunas respuestas que ahora te inquietan. Y para eso, para lograr ese Bello Estado, ese Reino, solo tienes que pedir a tu Creador con fe, con amor lo que necesitas y repartir con fe, con amor lo que tienes. Sencillo.
Y en esas meditaciones andábamos por estos parajes, cuando el insigne Sr. Hawking, viene y nos dice que, "la materia ordinaria de la que están hechos los seres humanos y las estrellas constituye sólo el 5 por ciento de la masa total del Universo". ¡Ah! Pero que "otro 25 por ciento de la masa del Universo se presenta en la forma de materia oscura, que no se puede ver, pero cuya presencia se puede detectar debido a la gravedad". Y que el restante 70 por ciento lo constituye la "energía oscura, una misteriosa forma de energía que...".
25% de materia oscura; 70% de energía oscura, misteriosa, incierta, oculta, incomprensible; pero, he aquí, que la incertidumbre que le provoca a la ciencia, no le impide pontificar en teología: “La ciencia no deja mucho espacio ni para milagros ni para Dios”, nos ha sentenciado el eminente científico. Qué paradoja, ¿No?.
Quizás, pero mire de qué forma tan bella, nos lo planteamos los creyentes:
Al principio creo Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos y oscuridad, y las tinieblas cubrían el abismo, pero el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. Entonces dijo Dios: “Haya luz” y hubo luz. (Génesis: 1, 1-3)
 
 
Saludos y gracias por su atención.