sábado, 26 de febrero de 2011

CON TU SANGRE

EN LA RAZÓN:


El negocio del aborto de Morín




Como decíamos ayer…

El crepúsculo vespertino, en esta tierra donde soy, es largo, bello, y en los días buenos reverbera, tenue, los residuos que el astro rey ha dejado del orto al ocaso. Segis, un profesor de lengua y literatura que tuve la suerte de compartir, me decía que eran momentos idóneos para la reflexión y la poesía. No lo dudo, será así para aquel que posea esas dotes.

Lo intento, no creas, pero nada… Sobre todo cuando quiero dirigirme a gente de doble moral. O cuando pretendo darles a entender que para acabar con el hambre no es preciso matar al indigente; ni para terminar con el sufrimiento de las guerras hay que negarles la vida a quienes más la padecen: los niños. No tengas niños, serán esclavos de esta injusta sociedad. No tengas niños, serán soldados de reyes crueles. No tengas niños, serán usados para el comercio carnal. No tengas niños, luego hay que mantenerlos. No tengas niños, no te crees obligaciones, dependencias, responsabilidades. No tengas niños, se les coge demasiado cariño, se les llega a querer de una forma irracional, ilógica, te lo dice papá. Y lo que es más complicado: te hacen luchar por un futuro mejor para ellos, mejor y más justo que el presente que te ha tocado a vivir a ti.

Pero verás, me lo dice mi Dios, me lo dice mi experiencia, me lo dice mi conciencia: si tiene lugar el instante preciso, si se llega a gestarse el milagro de una nueva vida, el hecho biológico de una fecundación, no lo dudes: se trata de un nuevo ser humano (aunque, Bibiana, la de Pozo en medio, no lo entienda). No lo mates, cuídalo, mímalo, edúcalo. Porque sino, ¿qué argumentos podrás tener por esos mundos de Dios? ¿Cómo lucharás contra las muertes de las guerras, si tú has practicado la muerte en la paz del vientre materno? Perderás la fuerza de la íntegra moral, el orgullo de la razón, el coraje de madre.  

¿Por qué me atacas? ¿Por qué desconfías de mí? ¿Por qué sacas las uñas cuando me miras? A mí, y a quienes defendemos la vida humana desde su concepción, ¿Qué malo hay en ello? ¿Tú no dices que eres vegetariano?... ¿Entonces?... Anda buena gente, no te enfades, no te ofusque con falsos derechos; que no te cieguen demagogos que sólo quieren tu voto, tu cartera, tu favor. No cambies sexo puro y duro, por dar vida a la vida.

Alucina defendiendo el mágico secreto de nuestra existencia, protege a capa y espada lo que somos: un proyecto de Dios. Desde el encuentro de ovulo y espermatozoide hasta la muerte. Tú riegas las flores, odias las guerras, tienes buen corazón, no permitas que políticos que ya no saben que vender para mantenerse en el poder, te cieguen con leyes que amparan la maldad. ¿No ves que tirar de ese cabo es hacerlo de tu propia horca?

En tu cuerpo mandas tú, --te dicen-- mentira. En tus hechos y en tus obras sí que mandas tú, y te dan la pistola para que te des un tiro en las entrañas y en el corazón. Frustración y remordimientos será el humo que suelte esa arma. Dispón, para que ese momento no llegue, no pueda llegar núnca. Es más duro, más difícil, más sacrificado, lo sé, pero es más humano.

Saludos y gracias a todos.