miércoles, 21 de enero de 2015

NO NOS PODRÉIS CULPAR ¡¡CABRONES!!




Año de farándula politiquera, será este dos mil quince de la era de Nuestro Señor. Promesas viejas de partidos nuevos; juramentos nuevos de partidos viejos. Histrionismo, parodia, cinismo. Reclamarán nuestro voto por bulevares estrangulados de fotos y eslóganes; atiborraran las poderosas pantallas alojadas en nuestros hogares, de peroratas, soflamas, alegatos; del manido discurso de manoseadas palabras que una y otra vez se frustra un instante después del recuento de los votos y la socarrona sonrisa de los vencedores y sus adláteres que los acompañan para asaltar, cuando llegue su turno, el vagón de 1ª.
Volverá el trueque de siglas, y nuestro voto volverá a ser secuestrado por cientos de miles de parásitos para usos y abusos, para inmerecidos sueldos, para canonjías y comisiones, para explotar el BOE y explotarnos a todos. Y sin embargo, con la esperanza que aún nos queda y la altivez que aún no hemos perdidos, volveremos a oírlos, siquiera de soslayo por ver si existe la posibilidad, el milagro divino de que aparezca un grupo de gente que crea en España, en su magia, en su milenaria historia, en su presente y en su futuro.  
Les demostraremos por enésima vez que conocemos su juego y sus fullerías, admitiremos el ceremonial, asumiremos los hechos consumados, para que nunca, nunca, les pueda servir como coartada, si un día aquellos que ya tienen una ruina y les trae al pairo buscársela a los demás, nos envuelven entre orates, sanguijuelas, embaucadores, dictadores de viejas escuelas, y nos arrastran por imperativo de la impotencia. No. No podrán culparnos nunca. Si acaso llega un diabólico caos, peor que lo vivido hasta ahora, será sólo y exclusivamente por el uso fraudulento que hacen todos estos mangantes de nuestros deseos de democracia y libertad; de integridad y ética; de verdad y justicia.
Acudiremos, ingenuamente, convencidos de hacer el ridículo en este grotesco régimen, en esta fachosa democracia que no es digna de nosotros.
Agarraremos una papeleta, cuantas veces sea preciso, y la depositaremos en la urna mientras recitamos una jaculatoria a modo de ritual: aquí tenéis, nuestro voto, antes que acabéis definitivamente con vuestra gallina de los huevos de oro y nosotros no podamos comer ni caldo, imbéciles.
 
 
Saludos y gracias por su atención.