SIEMPRE DIOS, SU PALABRA Y SUS SIMBOLOS PARA ESCUDAR EL CRIMEN.

En estos tiempos que corren, los
seminarios andan muy escasos de vocaciones, ni siquiera cuentan con
Boca-ciones, pero sin embargo, proliferan cada día más espontáneos defensores
de la Santa Madre Iglesia. Y me parece bien. Nunca serán bastantes las voces
para defenderla; para salvaguardar sus valores, sus mandamientos, su virtud y
sobre todo su Verdad.
Es justa la lucha de los creyentes
ante tanta iniquidad, inquina y furibundo ataque al que se le somete. Porque no
se trata de posturas ante la fe, ni de actitudes ante los mismos hechos, ni
puntos de vistas, ni concepción más o menos razonadas. No. Se trata de sufrir
humillación, afrenta, burla, escarnio, y de quedarse a un paso de sufrir
persecución, muerte y castigo como ya se ha repetido tantas veces a lo largo de
la historia.
Pero, ahora bien, prefiero verme
en las catacumbas, en el anonimato, en la clandestinidad, antes de que mi
religión sirva para ocultar leyes mundanas; mi fe para excusa de mentes
pecadoras; o que mi Dios sea utilizado como líder político. Jamás. No existe la
Teocracia, si crees que existe, no es más que la usurpación de la Palabra de
Dios, a manos de falsos anacoretas que quieren esconder sus miserias y sus
lujos, y sus voluptuosidades al ojo de su pueblo, del pueblo.

¿Y a ti, hermano musulmán?
Saludos y gracias por su atención.