viernes, 28 de enero de 2011

INDEPENDENTISTAS Y SOCIALISTAS…


Llevo mucho tiempo, demasiado diría yo, desde la España de Franco a la de Juan Carlos I, Rey, atormentándome con un par de preguntas: ¿Qué le he hecho yo a los independentistas de cualquier etimología, carácter, o condición para que me traten como a un ser inferior? ¿Y a los socialistas de cualquier cuna, signo, o categoría para que me consideren un peligro público? No tengo conciencia de haberles quitado nada a los primeros; ni de deberle nada a los segundos. Más bien al contrario. Mi Pueblo ha entregado mártires, victimas en un holocausto terrorista, cruel, despiadado, así, de uno en uno, de decena en decena, de ciento en ciento, siempre a traición, siempre por la espalda. Mi pueblo ha dado mano de obra barata para los mimados de todos los Regímenes, ha pescado en alta mar, ha surcado todos los campos, ha apretado todos los tornillos en todas las fábricas y nunca ha llegado a fin de mes. Ha votado iluso e ilusionado, y el recuento ha sido para trucar la estafa por la traición y vuestro edén por nuestra obra. Tan nuestra como vuestra.

Pero insisten, hasta la extenuación; me tienen declarada la guerra desde antes de que mis padres me parieran. Al unísono, los unos y los otros utilizan, mi orgullosa historia, mi fe cristiana, mi sentir español, mi ingenuidad de pura entelequia fraternal, mi dignidad de persona, mi sustantivo de ciudadano…, como doloroso cilicio y flagelo ajeno para vender falsas redenciones y quedarse con la caja, el mando y ordeno, los uniformes y un largo, largo, largo futuro de propiedad privada.

Entre la Izquierda política y facinerosa que nos ha tocado en suerte. Esa que piensa que la venganza es el mejor perdón; la que cree que el adversario no merece más que el desprecio por fascista, nazi y criminal; la que desprecia, arrincona, posterga y no queda satisfecha, hasta ver a su enemigo, hundido en la más profunda de las miserias (¡Hipócritas de la viga en el ojo, mientras restriegan la paja en el del vecino!)  y edecanes y correveidile; mayorales y “aperaores” de los de sin rostro, debato el qué fuera mi ensueño. Ahora mera alucinación.

Más la historia, cabezona, se repetirá, más pequeña, más ridícula, más cruel.

Si, lograda la independencia, si ocurriera, si sobreviniera en toda su amplitud y consecuencias, los siete amos del cotarro, las cuatro familias poderosas, los treces políticos del circo, la oligarquía de ayer de hoy y de siempre, se llevarían cien años convenciendo al pueblo, --eso sí, en catalán o en vasco-- de que todos los males, de que todos los problemas, de que todas las miserias, carencias y penurias son debidas a haber padecido tantos años de dependencia de la malvada España. Cien años diciéndoles que los catalanes, o vascas y vascos han de sacrificarse por su pueblo; que para levantar la patria del expolio sufrido por la fascista España, así se lo pide la nueva Cataluña, su nueva Euskalherría. Cien años, cagándose en la puta España, en la puta Europa, en la puta crisis, en el capitalismo y en el comunismo. Cien años apaciguando a los independientes borregos, sobándoles el lomo con los logros alcanzados, con himnos que cantan a la sangre y a la venganza, con héroes de hadas y sueños de un edén catalán, o un paraíso vasco, solo para indígenas. De raza, de abolengo. De la Etnia. Primigenia y salvaje, claro.

Saludos y gracias a todos.