domingo, 16 de octubre de 2011

¿UN SIGLO INÚTIL?


En ABC:


Cientos de miles de jóvenes se manifestaron ayer en ciudades de todo el mundo, siguiendo la primera convocatoria global de los colectivos de «indignados»

[…]La madre le puso una mano en el hombro, oprimiéndoselo suavemente, y continuó en un mormullo, como si prestase oídos a sus propios pensamientos:
--Los hijos se han puesto en marcha por el mundo. Esto es lo que yo comprendo. Se ha puesto en marcha por todo el mundo, en toda la tierra, en todas partes, hacia un único objetivo. Los mejores corazones, los espíritus honrados, avanzan resueltamente contra todo lo malo, aplastan la mentira bajo su sólido paso. Los jóvenes, la gente sana, aporta su fuerza irresistible a una sola cosa: la justicia. […]
[…]La multitud, que había callado, era cada vez más numerosa y compacta, rodeando a la madre de un anillo viviente.

--La pobreza, el hambre y las enfermedades: eso es lo que recibe la gente a cambio de su trabajo. Todo está contra nosotros, día tras día, toda nuestra vida; reventamos en el trabajo, en el fango, en el engaño, mientras otros se llenan y se divierten al precio de nuestro dolor y nos tienen como a perros encadenados, en la ignorancia, porque no sabemos nada; y en el terror porque tenemos miedo de todo. ¡Nuestra vida es la noche, una noche sombría![…] (MAXIMO GORKI, “LA MADRE”)

Aproximadamente cien años hace que Gorki escribió esto. Alrededor de cien verdades, imperecederas en el tiempo. Cien millones de muertos, más o menos, costó cambiar casi cien zares por cien Lenins, o más.
¿Y ahora? ¿Volvemos a empezar? ¿De la realidad cruel del “AMARGO” a la algarada? ¿A la revolución? ¿A la sangre y la muerte? Puede. Puede que desandemos el camino porque la duda siempre se decanta hacia el corazón cargado de verdades axiomáticas. La gente somos así: sencillas, fáciles a presentar batalla cuando la amargura se desborda por todos los poros de tu ser. Ellos lo saben, y saben mover adecuadamente los hilos para que tú salgas orgulloso al coliseum a enfrentarte con los leones que antes han engordado con sus desperdicios. Luego, cuando el luto sustituya a la indignación, se volverán a aposentar con gesto circunspecto en la tribunas del poder, condecorarán a generales, apañarán leyes, diseñarán una impecable justicia a su medida,  comprarán voluntades, harán la guerra y te dirán con sorna que todo lo hacen por tu bien.  

Pero… desengañaros: Bob Galvin, Steve Jobs, Einstein, Edison, Marconi, Fleming, Ford, Antonio Meucci o Graham Bell, por sólo nombrar algunos de cien prohombres de estos últimos cien años, ya no pueden afiliarse al Partido Comunista. Esta vez no. Esta vez no nos la jugarán ni nos la jugaremos para que poderosos corruptos sucedan a corrompidos magnates cien años más  al amparo de míticos sistemas de palmas alzadas o puños amenazantes.

Búscame otra solución.


Saludos y gracias por su atención.