sábado, 19 de mayo de 2012

TODOS LOS POLITICOS NO SON IGUALES... Ya, ya.


Mi querido y perpetuo aspirante a la presidencia de la Junta de Andalucía por el PP, ese gran político de las tierras alta de Cádiz, se hunde poco a poco en las arenas movedizas de su último fracaso electoral; entre interrogantes sin respuestas, silente y absorto. Y no por la frustración que su superego no le permitirá padecer jamás, sino más bien por razones palaciegas de las que a él tanto gusta. Mientras tanto, los nuevos señoritos imperantes en este, para ellos, inmenso latifundio llamado Andalucía, demagogos y cuentistas campan a sus anchas hablando de reparto… de esfuerzo… de solidaridad... Claro, como ellos no dan nada más que disgustos, ruina, migas y limosnas,  y se quedan con lo sustancial, piden a los demás lo que ni saben, ni pueden, ni quieren crear.
Yo también puedo pedirles… que digo pedirles, exigirles, incluso imponerles, siquiera en cándida hipótesis, más honradez, más rectitud, más decoro, más vergüenza, más virtud en el uso de lo público y menos abuso del hurto indiscriminado o selectivo. A todos ellos. Desde el primero al último. A los de aquí, a los de allí y a cuantos se dedican a administrar mi vida para sufragar la suya. Si no desaparecen paulatinamente o en manada,  que sería lo correcto, cuando menos que empiecen por predicar con el ejemplo. ¿Qué les parece si desde el último concejal de mi pueblo a usted mismo, Sr. Arenas, Sr. Griñan, Sr. Rajoy, pasando por Su Alteza Real, reducen en un 50% sus nóminas, sus dietas, sus gastos de bolsillo, sus limusinas, sus espléndidas vacaciones de verano, otoño e invierno, sus canonjías, sus mordidas, sus impositivas comisiones y sus fraudulentos negocios? Que digo un 50, un 60%, aún les daría para vivir muy por encima de cualquier padre de familia que hoy por hoy, conserve su puesto de trabajo.
Si ya lo sé, ya lo sabemos. A todos ustedes la crisis que habéis creado, os trae al pairo. Ni os afecta, ni vais a permitir que os salpique. No es más que un periodo cíclico para un nuevo reajuste de lo que disponemos en usufructo: es decir el derecho prestado a disfrutar y conservar trabajo, ahorros… vida y hacienda, mientras la ley no autorice otra cosa. Claro.   
¿Pero qué tenebroso rollo se tienen montado estos corsarios, estos piratas de los mares del trabajo, del esfuerzo... del sacrifico ajeno? Dejaros ya de tantas y estrafalarias monsergas. Somos conscientes, sabemos desde siempre que nos tocará conformarnos con lo que codiciosamente tenéis decidido desde muchos años atrás. Pero no insistáis, no pretendáis engañarnos más con capitalismos, socialismos y demás “ismos”, porque la única y autentica realidad es que siempre habéis sido los verdaderos dueños de lo material, de lo tangible, del pasteleo, de las leyes para demostrarlo y de las pistolas para hacerlo todo bueno. De momento y en el futuro. Desengañémosnos

Saludos y gracias por su atención.