miércoles, 1 de junio de 2011

E. COLI TRAE COLA

En libertad Digital:

 

Alemania exculpa a los pepinos españoles de causar el brote de 'E.coli'






No basta. Si es cierto que nuestros pepinos en particular y nuestras verduras en general están limpias de cualquier germen patológico, bacteria o “bichito” capaz de provocar la muerte de cualquier persona que las ingiera, no sé a qué esperan. Ya llevan una semana de retraso.

No basta que la señora ministra de Salud de Hamburgo asegure ahora que el origen de la bacteria no está en los pepinos españoles. 

No basta con comerse públicamente ninguna cucurbitácea o similar, –que todo el mundo sospechará analizada—se trata de traer hasta a aquí laboratorios, analistas y cuanto personal cualificado sea preciso: alemanes y franceses, ingleses, austriacos y rusos, para que comprueben y comparen por si mismo, la incuestionable calidad de nuestros controles sanitarios en materia alimenticia y en cualquier otro sector. Sin reparar en gastos, que los pague quien ha levantado tal patraña. Que lo pague la incompetente ministra alemana, que lo pague Alemania. Con luz y taquígrafo. Es decir con cuantas cadenas de televisión sean precisas; con radio y prensa acompañando todo movimiento que hagan los expertos, verificando cada tubo de ensayo, dando testimonio de cada resultado, proclamando a los cuatro vientos la calidad de nuestros productos agrícolas y defendiendo nuestro prestigio. Pero alto y fuerte, indignados. Voz en grito. ¡Qué coño! Que no quede en entredicho ninguna afrenta; que no quede sin respuesta ninguna bofetada, venga ésta de donde venga. Ya está bien de creer que al socio pobre se le puede usar lo mismo para un roto que para un descocido, para tapar cualquier problema cuya etiología posiblemente salpique a otros y de la que los poderosos sacarán tajada. De melón y de pepino.

No basta con reclamar. Hay que exigir: primero respeto, siempre y ante todo. Respeto humano, cívico, político, profesional, técnico, competitivo y sobre todo a España. Segundo, y tal esencial como el anterior, que se resarza económicamente a cuantos agricultores, comerciantes, transportistas y demás personal implicado. A todo aquel al que de una forma u otra se haya perjudicado.

No basta con que este Gobierno, acomplejado y melindroso con los países económicamente potentes,  se conforme con un exiguo reconocimiento del horrible error, con reconocer el problema que se ha creado en el campo hortofrutícola español y salir en los telediarios. Es preciso que la campaña de desagravio sea tal que apabulle a medio mundo. Que el despliegue informativo se parezca a una campaña para ganar unas elecciones Pérez Rubalcaba. Todo un derroche.   

Saludos y gracias a todos.