miércoles, 20 de abril de 2011

ASI SOMOS




Con permiso de la autora, aquí os dejo este trabajo de una profesional sanitaria.



[…]
No sé si al ir o al venir del trabajo, en la radio del coche hablaban sobre un libro: “Lagrimas de Vida”, de Susana Herrera. Se trata de la narración de un doloroso hecho real ocurrido recientemente. ¡Tate¡ me dije, -lo compraré para el curso que estoy siguiendo.
              
El protagonista, es un pequeño, un bebe que durante siete meses llenó de felicidad a Susana y a Andrés. Padre y madre, que un funesto 21 de Enero de 2005, vieron truncadas sus vidas, porque el destino quiso, en un lamentable accidente de tráfico, arrebatarles de los brazos un hijo, el hijo; un amor, el amor. <<Los padres no deben sobrevivir a los hijos>>, escuché una vez no sé dónde.

Entre dolor, pena y turbación, Susana confiesa: <<Sentí como si alguien en ese momento hablara por mí, y pregunte en voz alta>>:
-<<¿Algo tan pequeño se puede donar?.>>

Pregunta que tuvo tres respuestas de vida, porque el pequeño cuerpo de José Andrés, pasado el sutil tránsito de la vida a la muerte, volvió a dar esperanzas a tres críos ya condenados. La decisión de esta madre, tomada cuando menos se puede razonar, cuando la sucesión de hechos y el sufrimiento aturden la mente, fue la más misericordiosa, la más reconfortable; este pensar caritativo y solidario, esta forma de razonar desprendiéndose del lastre de arcaicos prejuicios, no solo, le hace sentir a ella y su marido, una prolongación de la vida de su pequeño, y un consuelo que les ayuda en mantener vivo el amor llamado José Andrés, sino que tendrán el gratificante agradecimiento de los que ahora son un poco su hijitos y el saber que el resto de los que andamos por aquí, nos sentimos orgullosos de ella y de su trozo de vida que hoy es cielo.
             
El doctor Pérez Bernal, coordinador de transplantes, en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, escribe: ...<<ella y su marido Andrés nos dieron una gran lección de humanidad. Transformó el dolor en amor. Autorizó la donación de órganos y tres niños se pudieron transplantar. Tres niños han tenido una segunda oportunidad en la vida gracias a una decisión sabia y valiente de padres increíbles. >
              
El libro está lleno de emotividad, y acaso esté escrito como un grito que tenía reprimido su autora, o cómo una oración, o cómo ambas cosas a la vez. No lo sé. Pero lo que sí sé, es que deja el alegato de  un desastre, tal vez del trance más cruel por el que puedan pasar unos padres, pero también  el testimonio de un gesto ejemplar. José Andrés, Susana y Andrés, nos hacen concebir esperanzas en este proyecto que es el género humano.

Saludos y gracias a todos por su atención.