lunes, 4 de junio de 2012

LO DICHO...





Como quiera que mis lectores son escasos, recopilo aquí algunas parrafadas ya publicadas en anteriores entradas. Lo hago por dar mayor difusión a un trabajo ya hecho y, porque entiendo que no merece la pena volver a incidir sobre lo que venimos diciendo desde mucho tiempo atrás con nuevas definiciones, similar retorica o verbos más incisivos.

Está claro…
Algo hemos hecho mal; algo abstracto que se nos ha escapado de las manos, que quizás nos ha pasado desapercibido, o que quizás nos hemos negado a ver. Nosotros los que contamos con una edad que nos ha permitido, adentrarnos desde los tiempos de aquella dictablanda, en éste otro modelo de dictadura moderna llamada monarquía parlamentaria: democracia de blanca tez y podridas entrañas, sibilina y fulera al servicio de intereses espurios de cuatro oligarcas de ayer y de hoy.
Algo hemos hecho mal adulando hierática y servilmente un hipotético sistema de libertades, sin querernos percatar que nos robaban hasta el alma; sin querernos enterar que quienes pusieron en marcha toda ésta farsa no pensaban en su país, en su pueblo, sino en sus propios y bastardos intereses.
Algo hemos hecho mal, para asistir impávidos, al secuestro y saqueo de nuestra unidad, de nuestra historia, de nuestra cultura, mientras nos adormecen con cánticos de libertad y milongas de progresía y modernidad.
Algo hemos hecho mal, para haber comprado humos de ilusión y sueños de aire, con los ojos cerrados, sin ver la gran estafa. Antes al contrario, en aras de un cuento de hadas le hemos entregado vida y hacienda. Poder y armas. Más grave aún: le hemos entregado en holocausto a nuestros hijos.
Algo hemos hecho mal, muy mal, demasiada candidez y muy pocos huevos para decir basta.
Está claro…
Mientras la casta política ha dispuesto del dinero de nadie, (ya sabes, el del Erario) a su antojo y capricho para repartirlo entre sus conmilitones del fraude legal y del dolo doloroso e ilegal… a nadie más allá de nuestras fronteras hemos interesado.
Mientras la casta política ha ido convirtiendo el BOE, ora en juguete para maricas casamenteras; ora en el juramento hijoputatico; ora en una espeluznante regla para amparo de criminales infanticidas de un genocidio posguerras, posprogre, posporno, poshumano, poscarne y pospolución… a nadie, ni aquí ni allá ni en ningún lugar de sensatez y humanidad hemos interesado.
Mientras la casta política ha estando jugando a subir y bajar una tramoya de telones de muertes y sangre con los sicarios de ETA, buenos a veces, malos según y mentira siempre... a nadie del planeta civilizado hemos interesado.
Mientras la casta política ha estado repartiendo Patria, Historia y Hacienda entre sediciosos y separatistas, como si de botín de su triunfo se tratara… a nadie de tierras con gente orgullosa de país, hemos interesado.
Mientras la casta política ha estado creando paro, déficit y pobreza sin mover un solo músculo que palie esta crisis mundial que aquí en España es universal; mientras han hecho el ridículo como políticos, como estadistas y yo diría que como hombres por las Américas, por las Europas, por allá y por acullá… a nadie de otras culturas de otras civilizaciones hemos interesado.
Mientras mazazo, tras mazazo estas gentuzas del carné del partido, el cochazo oficial y el tarjetón todo gratis han llenado este país de tristeza, de desesperanza, de indignidad, de vergüenza propia y ajena, de inquietudes y de incertidumbres en su presente y en su futuro… a nadie, absolutamente a nadie foránea de estos pagos hemos interesado.
Pero, ay, tanto se han columpiado en el pretil de la idiotez y el engreimiento, de la ineptitud y la desvergüenza que han caído del lado profundo y oscuro, peligroso e intocable: los dineros ajenos. Y ahí sí interesamos a propios y a extraños. Ahí, amigos, les habéis tocado los bajos bragados, y los altos playeros a quienes embisten al bulto.
No os quepa la menor duda: os leerán la cartilla a vosotros. Y nos recordarán a nosotros que la letra con sangre entra.

Saludos y gracias por su atención.