martes, 17 de noviembre de 2015

¿ENVIDIA?


No siento el más mínimo atisbo de envida, ni sana, ni enfermiza por el comportamiento patriótico demostrado por los franceses ante el miserable y cobarde ataque perpetrado sobre la población civil en Paris el pasado día 13 noviembre por esa podredumbre humana yihadista. En todo caso, sincera admiración y respeto. Pero no puedo sentir ni tristeza, ni pesar por el buen comportamiento ajeno. Ni necesito emular algo que poseo, poseemos los españoles a raudales y que llevamos en nuestros genes desde tiempos inmemorables: patriotismo, orgullo y dignidad. ¿Acaso no lo tenemos demostrado a lo largo de nuestra historia? ¿No quedó patente en Las Navas de Tolosa? ¿En Lepanto? ¿En nuestra guerra de la independencia, en el no tan lejano 1.808?... ¿Acaso no hemos dado testimonio de nuestra repulsa y condena, más recientemente en cada uno de los mil asesinatos de ETA? ¿No salimos a la calle en masa, cuando los crímenes de Hipercor? ¿No llenamos todas las plazas de España con millones de manos blancas y velas cuando pegaron un tiro en la nuca, atado y de rodillas, a Miguel Ángel Blanco?...como en tantas y tantas ocasiones que omito, por no apabullar, pero no olvido y que son diga de encomio.

Pero he aquí que no, que aquí algún más o menos afamado periodista, conjuga el verbo envidiar, y de inmediato se convierte en palabra clave en torno de la cual toda alma cándida loa el comportamiento francés en detrimento del nuestro. Sin necesidad, que lo cortes, no quita lo valiente. En el colmo del paroxismo de la progresía, esta mañana he oído a un divo de la radio, a un locutor, licuado diciendo que le gustaría ser francés. ¡¡Te podías haber quedado allí haciéndote selfies sobre el altar de los caídos!!
Estas son las consecuencias de cuatro décadas de políticos bandoleros sin faca, ni trabuco y también sin escrúpulos. Este es el resultado de tanta falsificación de la historia. Esta son las secuelas del hipócrita buenísimo. Este es el resultado de la educación para la ciudadanía. De mimar y tratar con paños caliente a secesionistas con parabellum y a sediciosos con dossiers vergonzosos. De la cobardía.
Algún día esta escuela de oportunistas y advenedizos, se dará cuenta que para llenar las urnas a su favor, no es necesaria la corrupción, ni comprar voluntades, ni manipular leyes para favorecer a los bancos que te regalan los cuartos, ni usar de demagogias infames y trasnochadas. Sólo es preciso hacer patria, proclamar el orgullo de ser español, de sus valores y sus virtudes. Y de camino predicar con el ejemplo. 
 
 
Saludos y gracias por su atención.