lunes, 21 de mayo de 2012

LA CABRA TIRA AL MONTE




Doña Rosa Diez, militó, convivió, consintió, durante muchos, muchísimos años, las desastrosas, repugnantes e inmundas leyes de los distintos Gobiernos de su partido socialista. Compartió y contemporizó con sus usos y sus abusos, sus mandos corruptos y sus bases aduladoras. Los mismos de ayer y hoy. Aquellos que poco a poco han socavado a España en su integridad  y a su pueblo en su ilusión; y en su prosperidad, y en su futuro más o menos halagüeño. Aunque, ¡qué puñetas! siempre esperanzador.  

Doña Rosa Diez, un buen día nos dijo que se había caído del caballo ideológico y partidista en el que cabalgaba a la brida sobre silla campera. Al modo de Saulo de Tarso. Sólo que éste se convirtió en Apóstol de La Luz, La Verdad y La Vida, y ella, en simulada escisión de su PSOE para la insidia política. En avanzadilla para observar de cerca al enemigo y precaver sorpresas;  incluso, ¿por qué no? en tablón a la deriva al que asirse aquellos que huyen del viejo buque ya cascado y haciendo aguas por todas partes, ya, a un tris de irse a pique caducado y fantasmagórico. Quizás y con suerte, --pensó ella—de entrada,  en posible partido bisagra. Pero eso sí, en ningún momento de articulación abatible, sino con un único y verdadero ángulo de abertura: el lado oscuro. Ese del que ella dice haber salido. Pequeño detalle que ha escondido miserablemente a incautos y allegados.  

Doña Rosa Diez, con tapujos, con hábiles subterfugios políticos, ha ido pasando de puntillas sobre sus verdaderos sentimientos y sus autéticas ideas en cuestiones tan vitales como la unidad de España, el aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual, la defensa de la Lengua Española, el esclarecimiento de los asesinatos del 11M… el apoyo incondicional a las victimas del terrorismo… y en fin, en general sobre todas esas pequeñas cosas que tanto nos preocupa a quienes no somos socialistas, ni independentistas, ni progres, sino sencilla y llanamente españoles orgullosos de su patria, su historia, su cultura, de la libertad y la justicia.

Doña Rosa Diez se ha ido a la cuna de España, no a evocar a Don Pelayo, no a rememorar la Reconquista, ¡qué va! Ha ido a demostrar a las primeras de cambio, la auténtica y genuina socialista que lleva dentro. Ha ido a desenterrar a Marx, a Lenin, a Pablo Iglesias. A retener en Asturias a su Partido Socialista de su alma. A dejar sentado que añora la corrupción como norma, el separatismo como fin, el nepotismo como formula, el despotismo como sistema, la ruina moral como objetivo, y  la económica como consecuencia,  etc., etc.,… posiblemente la política más aberrante, más bastarda que haya podido dejar patentada un partido político de nuestros días en los últimos veintitantos años de poder, aqui, en nuestro pais, en España.


Saludos y gracias por su atención.