miércoles, 9 de febrero de 2011

Falsedad, hipocresía, mentira. Callemos.

Presidente del Gobierno de España

¡¡¡Al cabo de siete años horribles, señores!!!. ¡¡¡Y lo suelta así, sin inmutarse, sin escrúpulos, con ese rostro de mármol helado… increíble!!!


Sr. Zapatero:

Por no hacerme reiterativo y algo pelmazo, en listado adjunto remito peticiones, reclamaciones, denuncias, indignaciones, quejas, desviví, martirios, desilusiones, frustraciones, despechos, amarguras… que servidor y muchos como servidor queremos hacerle llegar. Ya sabemos que lo del respeto, la dignidad y un poco de libertad, es inútil. Por lo que lo dejamos para otro momento más oportuno.

Lo sé. Sé que hay que ser iluso. Pero éste es mi empeño: el que tomo cada vez que me pongo a escribir requerimientos sin duplicado ni tasas. ¡Seré infeliz! Me creo que voy a conmoverle a usted o a algún mandamás contándole, desde el autobús, este drama de paro, indigencia y hambruna que veo por todas partes. ¡Seré inconsciente! Busco, desde mi humilde limitación, el modo de hacerle ver a usted o a algún girifalte que la gente ya no es feliz ni con el soma, ni con el sexo. ¡Seré absurdo¡ Pongo todo el esfuerzo, desde mi condición de pueblo sencillo, en reclamarle un poco de atención a usted y a alguno de éstos que mandan y mangonean para que os enteréis del asco que todo el mundo tiene de tanta mala voluntad. ¡Seré bobo! Trato de inspirarme, desde mi sentir, para que usted o algún politicastro al uso oiga el gruñido de un pueblo harto de tanta inmoralidad y tanto desprecio. ¡Seré ingenuo! ¿Acaso no soy consciente que es tarea imposible?

Quizás, usted señor Presidente, señores políticos, no se sientan orgullosos de ser español, pero la inmensa mayoría de los que votamos, sí. Quizás, señor Zapatero, la decencia, incluso una cierta calidad moral como persona la haya olvidado, pero nosotros no. Quizás ignore lo de la honradez, los valores y todas esas chuminás, todas esas tonterías y estupideces trasnochadas de gente carca, pero nosotros, aun las tenemos muy, pero que muy presente. Y sobre todo, y esto es lo más importante, quizás se le haya ido el santo al cielo y no recuerde, que no le hemos dado nada, absolutamente nada. Sólo le hemos prestado los dineros de nuestro trabajo, las pistolas de nuestros generales y las leyes de nuestra justicia. Téngalo presente.

Saludos y gracias a todos.