sábado, 7 de abril de 2012

Nerviosismo y advertencia.



Alonso pide responsabilidad

Alfonso Alonso: 'España se la juega' con los presupuestos



06 ABR 2012 | EFE



Ya es pasado el mordisco a las nóminas. Bocado confiscatorio que dirán algunos. Ya son viejas las nuevas formas de contratación y las del despido, incluso la bajada de los salarios y la subida de la sal. Ya parecen lejanos los recortes en todo lo que se menea menos en el de Las Cortes grandes y en las pequeñas. Ya es pretérito todo eso y más: los presupuestos para tiempos de pos guerra; el miedo de los andaluces a la cartilla de racionamiento electrónica; el cisco y el picón de los asturianos y los alaridos de catalanes y vascos. Ya suena todo a antiguo: la huelga de los liberados sindicales ganándose el jornal; los cien y un días; Bruselas, frau Merkel y mister euro. Hasta nuestra esperanza empieza ya ha mustiarse. No sea que después de tanta vuelta de tornillo a este garrote vil de nuestra economía, no nos sirva más que para goce y disfrute de los que vinieron a montar el espectáculo y el cadalso. Es decir, la casta política, las hordas sindicales, las abigarradas fortunas de siempre, la enquistada y rancia oligarquía y poco más.    
Por bueno lo daríamos todo si llegara un poco de regeneración. Ya saben: dar nuevo ser a algo. Por ejemplo a la degenera política sinónimo de corrupción; a la maltrecha moral, vapuleada por leyes amorales; a la errática educación que vaga entre Sálvame Deluxe y la BlackBerry; a la descuajeringada patria que nadie cuida, limpia y da esplendor; a la ilusión por un futuro algo más próspero y menos reprobable, algo más noble y menos hipócrita. Nos vendría muy bien empezar de nuevo. A todos. Desde cero. Nosotros, los de a pie, ya  hemos puesto nuestra alícuota y esplendida parte. Por las buenas o por las malas. Ahora os toca a vosotros regar este campo yermo, esta tierra quemada que han dejado a su paso otras políticas, otros políticos que nunca jamás deberían volver a practicar este oficio de granujas y que algunos lo convierten en delincuencia.

No pedimos mucho. No es posible. La historia nos ha enseñado prudencia, resignación y mucho pragmatismo en la espera a los que estamos en este lado de las urnas. Más, no es menos cierto que necesitáis con urgencia, que además de nuevas formas, modos y usos,  apremiéis abrir puños, zarandear bolsillos del que caiga un poco de plata y dar algo de aire a la cuerda para que esto siga funcionando de forma medianamente civilizada, o así.

Vamos, manos a la obra, antes que otros os la echen al cuello, que todavía nos queda algo de alegría, un poco de ilusión y un mínimo de fe, en Dios claro.

Saludos y  gracias por su atención.