jueves, 17 de febrero de 2011

NO SE OLVIDEN: SIEMPRE HAY UNA REVOLUCIÓN PENDIENTE.


La frase: “¡No hay pan, entonces déjenlos que coman pasteles!”, que por burla o ignorancia se le atribuye a ANTONIETA, bien podría sustituirse por esta otra para esta España nuestra de ahora: “¡No tienen trabajo, entonces déjenlos que trinquen subvenciones y el 3%”!




Malaya, EREs, Rumasa, Filesa, KIO, Gürtel, Estevill a mil,  El Palau..., etecé, etecé y yo qué sé. Interminable sería la lista, angustioso relatarla, escalofriante su recuerdo, repugnante haberlo padecido. Desesperante sufrirlo cada día.


Corrupción, siempre corrupción, de la que pretenden eludirse una y otra vez con el “Y tú más”

Creo, que si queda algo sin corromper por los palaciegos de la política española, debe ser el brazo incorrupto de Santa Teresa; que igual, aún anda por el Pardo desde que el General Franco se apoderase de él a modo de talismán. A excepción de la famosa reliquia, nada. Seguro. Piense sino en el Ayuntamiento de su pueblo, y en el de al lado, y en el de más allá, y en el de la capital; y en todas las “Españas” conocidas y en todas las “Españas” repartidas, le mareará la cabeza el recuerdo de viejas y nuevas estafas, de mordidas, trinques, comisiones, robos y malversaciones con cargo a la Caja Pública. Descarada y desvergonzada política es ésta que tenemos que padecer a manos de sus adjetivos: los políticos. Delincuentes que no precisan hacer saltar cerraduras y bisagras para llenar sus sacas de lo ajeno. Les basta el firmo y sello para que otros les traigan bolsas de basura llenas de “Binladen”. Más y mejor, de más envergadura, cuanto mayor se hace el presupuesto. Desde la modesta concejalía al pomposo ministerio, sólo es cuestión de escalones. El sistema y el fin siempre es el mismo: el expolio sin cuartel.

Pero ¡bah!, no merece la pena. Todo el mundo conoce de sobra como vive un político, cualquier político, concejal, diputado, senador o eurodiputado. Sabido es por todos, de qué vive y ¡Cuánto vive!, como cacique de segunda generación, vamos, que son los que se jalan los dineros de los abuelos sin más miramientos. Menudo mastodonte de zánganos pertrechados en el Erario, tiene que mantener el soldador, el electricista, el mecánico, el repartidor del butano o el autónomo; el mundo verdaderamente productivo y creador de riqueza. Pero, nada,… “aguanta” te sueltan con su Rolex en la muñeca, su coche oficial esperándoles en la puerta y su chofer de librea.

Llevan décadas perfeccionando el robo institucionalizado, el trinque, la mordida, la comisión sistemática, la corrupción como norma normalizada; el nepotismo como patrón de patrones. Han conseguido tanto poder, tan alto estatus social de privilegios y prerrogativas, que actúan con el descaro, la sinvergonzonería, la chulería de quien se sabe impune, intocable. Como jerarcas, califas a los que debiéramos pleitesía.

Y vengan magníficos aumentos sobre grandes sueldos; y vengan grandes palacios para vegetar mientras maquinan magníficos engaños; y vengan grandes coches para pasear sus magníficos culos; y vengan grandes cantidades de euros para sus magníficos retretes; y vengan grandes crisis para magníficos robos. Y tú..., a callar, a hacer grandes esfuerzos para pagar la magnífica hipoteca.

Y es que es todo basura. Menudo elenco de personajes, ¡Qué despilfarro! de puestos que han de estar reservados para lo mejorcito de cada casa. Todo está putrefacto, corrupto y corrompido por esta caterva de señoritos de nuevo cuño y niñatos de vieja estirpe. Yo no sé quién manda, yo no sé quién o quienes han permitido que se llegue a este malvado momento, pero de lo que estoy seguro, es de que se avecinan tiempos de ajustar cuentas.

Saludos y gracias a todos.