Ya se han ido, amigo. Te dejaron
unas papeletas marcadas y un montón de viejos perjurios; unas urnas enfermas y
un raudal de traiciones; y sobre todo el encargo de que les vote y que les dé
tu beneplácito para continuar la estafa. Básicamente no quieren más de ti.
Quizás, que te resignes con lo que te toque en el reparto, sin exigencias ni
cuentos de agravios comparativos, que siempre habrá otros peores, ¡picha!.

¿Qué temes, amigo? ¿Qué ancestral estigma permanece indeleble,
vivo y sangrante, de abuelos a padres… a hijos, a nietos, que te hace debatirte
entre el INEM y la emigración; entre la corrupción y la indignidad; entre el
manijero y el terrateniente, y sin embargo llevas treinta y muchos años eligiendo el PER.?
Sé, que tú de caciques y de
capataces; de latifundios y latifundistas; de campo y de sindicatos; de
sindicalistas y esquiroles, sabes más que nadie. Pero nada, de eso que llaman,
“justicia sociá.” Porque la conciencia del manido concepto nunca visitó los alrededores
de tu existencia.
¿Y sabes?, de Despeñaperros para
arriba, han habido indeseables y analfabetos, imbéciles y lerdos, que te han puesto
de vuelta y media, amigo, nos han puesto a todos los andaluces, porque ¡oh! no
hemos votado revoluciones de infaustos recuerdos, porque no hemos votado Gürtel
& Bárcenas, porque no hemos dado masivamente nuestra confianza a núbiles
políticos, porque no cambiamos de corruptos in illo tempore. Porque sólo unos
pocos que quedamos, fuera de la dependencia de la política y de las garras del
político, hemos logrado la posibilidad de barajar de nuevo.

Saludos y gracias por su atención.