miércoles, 11 de marzo de 2015

LAS CLOACAS, 2015, 2014, 2013...




Hace once años, un puñado de bombas cargadas de muerte, ambición y horror, consumaron la abolición de aquella incipiente democracia de 1975. Hace once años, las luchas intestinas en el Poder revocaron aquella malherida democracia de 1981. Hace once años, un brutal, despiadado y delirante atentado en atocha, Madrid, convirtió definitivamente aquella ilusionante y constitucional democracia de 1978, en un constituido estado policial. 
193 muertos, 1.500 heridos, 47 millones de españoles hundidos en el asombro, en la rabia, en el miedo, en la pena… y un solo autor intelectual, económico y material de aquellos trenes volados: ¿las cloacas?. “Las cloacas” escueta, pero precisa definición que alguien acertadamente acuñó para encerrar en el interior de su pútrido significado a podridos políticos, policías, jueces, fiscales y qué se yo a quién.
Una mano fuerte, poderosa, destapó el albañal y ha ido día a día, año a año, tirando a su fondo nombres y pruebas; cargos y responsabilidades; vergüenzas y penas. Una mano fuerte, poderosa y miserable ha puesto sobre el apestoso vertedero, una losa descomunal, una piedra de amenazas, chantajes y cobardías. Enorme y pesada para que sus efluvios no contaminen el exterior, para que nadie pueda dejar a la vista de los demás sus remordimientos. Para que ningún conato de locura idealista pueda tener la osadía de indagar en la verdad, en la verdad auténtica, convincente y real.
Puede que “Las cloacas”, ese ente, ciénaga pringosa, sea en realidad “El cloacas” y quiera llevarse a la tumba su cómo, su porqué y su mano de obra. Quiera enterrar en el olvido la ignominia del más vil y traicionero ataque al pueblo de España. Quiera sepultar en la historia el satánico acto de sus asesinatos, de sus crímenes de inocentes ciudadanos.  Tal vez tantos años sacrificando españolitos; tanta caza de indefensos compatriotas para mantener a todo el mundo con el corazón en un puño y las manos en alto, haya hecho tambalear el método; haya provocado un cierto resquemor y quiera cambiar la muerte por las cadenas; no sea que tanto odio camuflado en la impotencia y la resignación salte algún día de la aparente indiferencia a la violencia sin control y se lo lleve todo por delante. 
Quizás por estas razones, o por otras que en lo más íntimo de lo que le quede de conciencia le bullirá como aceite hirviendo, la bestia y su régimen tema que tanta sangre, tanto dolor, tanto duelo acumulado en el fondo del alma, formen duros callos en los corazones y cual manos de curtido leñador empuñen, con fuerza, con firmeza, esta vez, el hacha de la memoria, la dignidad y la justicia.
 
 
 
Saludos y gracias por su atención.

 

5 comentarios:

CURRO dijo...

¡¡¡ Qué bien escribes, amigo !!!

¿Quien cometió aquel horror?
¿Quien ordenó la matanza?
¿Quien mató nuestra esperanza?
¿Quien fue, quien el malhechor?
¿Por qué se ocultó al autor?
¿Por qué mintió la justicia?
¿Por qué, con tanta impudicia,
cumple pena un inocente?
¿Por qué la prensa indecente
oculta tanta malicia?

Abrazote

TOPOSTEO dijo...

Gracias,Curro. Eres todo amabilidad. Abrazote.

Wolfson dijo...

De cloacas y faisanes, de miserias y de atracos, llevamos llenando la memoria de España de oprobio, de ignominia.
Mala herencia les vamos a dejar a nuestros nietos.
Porque la regeneración que precisa España abarca un periodo más amplio que el de una generación en sentido orteguiano del término.
Chapeau, Séneca de la Bahía.

Wolfson dijo...

Muy bueno, Curro.

TOPOSTEO dijo...

¡Cuanta razón llevas, Wolfson!..."a nuestros nietos" porque nuestros hijos ya la padecen. Muchas gracias.