jueves, 24 de septiembre de 2015

ELLOS SON MEJORES¿?




Pena, penita, pena…
Gracias a Dios yo no soy un torturado vasco, ni un explotado catalán, no vivo atormentado por haber mezclado mi RH, ni vivo amargado y frustrado por ser parte de cinco siglos de historia. Y aunque creí nacer en la misma Patria de ellos, dicen que no. Que yo vine a este mundo en tierras lejanas, en otra nación, en la España maldita. O en la maldita España. Que me entere de una vez, que las lindes de su país las marcan su cultura, su historia, su lengua, su sangre… y sus políticos. ¡¡Gente a servir hasta morir!!.
Cuentan que hubo personajes ilustres (Políticos y otras cosas) en Cataluña y Vascongada que llegaron a imaginar, y convencer, de la existencia de una raza con características craneanas indicadoras de una inteligencia superior a la del resto de los españoles. Y ha arraigado de tal manera esta teoría, que se ha convertido en el espíritu, en el don sobrenatural, en la gracia particular que Dios da solo a algunas criaturas. Este hecho diferencial me preocupa. Por lo que ando buscando en dónde se puede hallar, dónde se encuentra semejante eslabón prodigioso que me hace distinto e inferior a cualquiera de ellos. Por supuesto, la historia ni tocarla, siempre rebatible, manipulable.  
No sé, no sé, he vivido entre ellos, he trabajado con ellos, me he entendido en su lengua y en la mía, mis hijos han jugado con los suyos y nunca encontré rasgos distintos de raza, ni síntomas de seres superiores. Tendré que consultar a Darwin. Porque de la Reconquista para acá, veo que las luchas de sus antepasados, son la de los míos; sus inquietudes son las mías; sus problemas son los mismos y la capacidad y la inteligencia para resolverlos no lo hacen a ellos mejores en nada, de nada. Bueno sí: en la añoranza y aspiración por volver al tiempo feudal, con cualquier A. Mas, o cualquier Iñigo Urkullo recogiendo diezmos para lúgubres castillos de macabros inquilinos.
Respeté Cataluña y al País Vasco, admiré a los catalanes y a los vascos, envidié su estilo de vida. Pero lo qué tendría que seguir siendo presente, se ha ido convirtiendo, poco a poco en lamentable pretérito. Ahora, ni odio, ni desprecio, ni me agrada; no, no es eso, sencillamente los ignoro. Cómo a la novia que te defraudó. Y podría cantarte lo del viejo bolero: “Que te vaya bonito […] quisiste ser universal/eclipsando mil sueños/que Dios te proteja/la celda de tu soledad [...] te dejo todo aquello que me diste/me llevo todo lo que vi que no quisiste/me voy contento, no tengo más que darte/me llevo todo lo que vi que no cuidaste...y […]
 
 
Saludos y gracias por su atención.

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