Bailando con lobos.
Nada… no hay nada que hacer…
Haraganes, ineptos, parásitos, sablistas. Zapatero, Rubalcaba, Rajoy, Soraya, Pons ahora y otros antes. Todos. Siempre. Si da igual, que lo mismo da. De forma voluntaria e incluso con agrado nos entregamos, nos dimos hace ya muchos años. Perdimos el himen, nos desfloraron como a mocita engañada en aras de la democracia y la libertad. Y mira, que mala suerte, vinimos a caer en manos de una caterva de gorrones y embaucadores que nos maneja a su entera voluntad. Y lo hacen con desparpajo y sin anestesia en todos los órdenes y sentidos: moral, ético, filosófico, económico, religioso y hasta climático. Ya algunos, empezamos a estar tan hastiados, tan cansado de tanto mamarracho, que el panorama cada vez más ofensivo y bochornoso, cada vez más sombrío y caótico, se nos hace tedioso, aburrido.
Que no hay forma. Cuantos más años pasan, más desvergüenza, más despotismo y más nepotismo. Se empotran en su asquerosa demagogia y se apoltronan en su impúdica vida política. Pero sus leyes, sus fueros, sus trucos y sus rollos los convierten en virus absolutamente inmunes. La impunidad que se han concedido, les permite abordar cualquier tropelía que les venga bien para sus vidas, sus carteras, y sus repugnantes y oníricos deseos de grandeza de nueva casta de ricos, de nueva clase social, de elite distinta y distante.
Con los votos en una mano y las togas en la otra te chulean con cínica sonrisa y colmillo de oro reluciente al sol. Proxenetas de un pueblo que vienen a prostituir las urnas y a expoliar las arcas del Erario. Nada hay que no les pertenezca. Tu Dios lo decidirán, después de hacer algunas excavaciones por Jerusalén; tu historia será la de Sabino Arana; hablarás la Lengua que decida el sátrapa de tu taifa; nacerás si tu madre no es una asesina, y morirás según disponga cualquier Dr. Montes. Y ahí siguen estos tunantes, tuneando sus limusinas, sus sueldos y sus putrefactas conciencias, si es que alguna vez la tuvieron. Sentándose al paso de una bandera amiga en un grotesco acto de desaire, y poniéndose de rodillas, fiel y sumiso con la misma cretinez allá donde huelan a dinero y poder. Dinero para sus correrías de guates y poder "sostenible", claro. Todo vale, todo increíble. Todos a callar y a tragar.
Saludos y gracias a todos.
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